tag:blogger.com,1999:blog-73132241982189141042024-03-13T16:51:13.723+00:00Sombreros en las sombrasSr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.comBlogger75125tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-32742827022128710112013-10-21T22:38:00.001+01:002013-10-21T22:38:32.657+01:00To Rome with love<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="text-align: justify;"><br /></span></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span style="text-align: justify;">En </span><i style="text-align: justify;">Woody Allen: a Documentary</i><span style="text-align: justify;">, el documental dirigido por </span><b style="text-align: justify;">Robert B Weide </b><span style="text-align: justify;">acerca del cineasta neoyorquino, asistimos a una escena reveladora. Woody nos abre las puertas de su dormitorio, el lugar, al parecer, donde da comienzo todo el proceso creativo que implica una nueva película suya. Allí, en un pequeño escritorio, se halla una máquina de escribir en la que el cómico lleva tecleando chistes y frases memorables más de medio siglo. Woody abre un cajón de la mesita de noche y nos muestra lo que hay en él: hojas de block, cuartillas, servilletas, todas ellas garabateadas con ideas o situaciones que luego más tarde darán o no darán lugar a una película. Todo comienza ahí. La mano de Woody, como la mano de un niño de San Ildefonso, escoge inocentemente una página y lee lo que hay en ella: historias de magos, amores imposibles, asesinatos. Si la idea le parece lo suficientemente sugerente, Woody la utilizará para hilar, a partir de ella, el guión de su próxima película. Allí donde otros ancianos guardan las medicinas o las dentaduras postizas, Woody Allen atesora algo así como el elixir de la eterna juventud: planteamientos de películas garabateados en un trozo de papel, el material icandescente que le permite, año tras año, seguir adelante.</span></span></div>
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span><br /></div>
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i style="font-weight: bold; text-align: justify;">To Rome with love </i><span style="text-align: justify;">es la penúltima creación que ha salido del cajón de su mesita de noche. Para escribir el guión de esta película, probablemente haya tenido que echar mano de más de una cuartilla garabateada. La razón de esto es que </span><i style="font-weight: bold; text-align: justify;">To Rome with love </i><span style="text-align: justify;">aglutina cuatro historias diferentes, algunas más divertidas que otras, algunas más logradas que otras, todas ellas con el inconfundible sello de su creador. Como suele ser el caso en la filmografía de los cineastas prolíficos y protrervos, a partir de un cierto número de películas, a partir de un cierto número de años en el oficio, uno parece estar escuchando a un abuelo contando las mismas batallitas de siempre. Y así, en <i>To Rome with love, </i> es fácil percibir los ecos de </span><i style="font-weight: bold; text-align: justify;">La rosa púrpura del Cairo</i><span style="text-align: justify;">, adivinar reescrituras de </span><b style="text-align: justify;"><i>Annie Hall </i></b><span style="text-align: justify;">para el público del siglo XXI, descubrir en estas fábulas romanas resonancias de </span><i style="font-weight: bold; text-align: justify;">Celebrity </i><span style="text-align: justify;">o </span><i style="font-weight: bold; text-align: justify;">Broadway Danny Rose</i><span style="text-align: justify;">. </span></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Dicho de otra manera, </span><i style="font-family: Verdana, sans-serif;">To Rome with love </i><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">no sólo no añade nada nuevo a la filmografía del cineasta neoyorquino, sino que en ciertos momentos parece un refrito de las ideas y obsesiones del artista.</span></div>
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<a href="http://images.cinemas-online.co.uk/0/4/82/To-Rome-With-Love-6-7.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="http://images.cinemas-online.co.uk/0/4/82/To-Rome-With-Love-6-7.jpg" width="400" /></a></div>
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Efectivamente, el tono elegido para estas historias es el anecdótico, y todas ellas se ven en cierta medida lastradas por la inevitable logorrea turística y topicaza con que el autor salpica los diálogos de muchas de sus aventuras europeas. Y así, Roma, protagonista ubicua de la película y de las conversaciones de sus personajes, aparece retratada como una ciudad romántica, atemporal y mágica, que sirve no tanto como marco sino como excusa perfecta para las historias que suceden en ella: un hombre que pasa del anonimato a la celebridad de la noche a la mañana; un joven arquitecto que poco a poco se va enamorando de la mejor amiga de su novia; un representante musical jubilado que parece descubrir, en la voz de su futuro consuegro, la impronta de un genio de la ópera desconocido que merece darse a conocer al público; un joven de provincias que, por un malentendido, acaba suplantando a su esposa con una prostituta, para sorpresa de sus pudientes familiares romanos.</span></div>
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Con estos elementos Allen entreteje un mosaico que hace pasar un rato agradable, sin grandes complicaciones. </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Como obra menor de una filmografía apabullante </span><i style="font-family: Verdana, sans-serif;">To Rome with love</i><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> es, como mínimo, simpática. Es como una de esas anécdotas que hemos escuchado a nuestros abuelos hasta la saciedad, que tiene una gracia gastada, pero que no deja de hacernos sonreír de una manera refleja. Aún así, no deja de sorprender la facilidad que tiene este artista para crear personajes que conectan fácilmente con el espectador, personajes contradictorios, vulnerables, desternillantemente humanos. Para darles vida y, c</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">omo casi siempre, Allen se ha sabido rodear de un elenco acertado, convincente, entregadísimo. Como muy bien pudiera haber dicho Penélope Cruz: es que Woody es mucho Woody. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Dejando de lado los diálogos redundantes que se encargan de alabar una belleza urbana ya evidente en cada fotograma, aún es posible disfrutar con las frases inquisitivas, románticas, socarronas, del artista neoyorquino. Cabe pensar que, de todas las ciudades europeas que lo han acogido, Roma, con sus ruinas milenarias y sus ciudadanos mediterráneos,sea quizás la que mejor ha servido de marco a sus historias. Historias contadas una y otra vez, repetidas hasta la saciedad, pero acaso irrepetibles, donde las vidas humanas se muestran ante nuestros ojos en toda su grandeza y en toda su ridiculez. </span></div>
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Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-77845866575707953712013-07-31T23:45:00.004+01:002013-07-31T23:50:02.493+01:00Stories We Tell<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><b>Sarah Polley </b>(de los Polley de toda la vida), de profesión niña bonita del Canadá, actriz y directora de cine, audaz, inteligentísima. Su filmografía, aunque breve -o quizás por ello-, goza de una coherencia incuestionable: en todas sus películas alguien le pone los cuernos a alguien. Pero más allá del simple devaneo sexual, las infidelidades que aparecen en la obra de Polley le sirven a ésta como sustrato o excusa para hablarnos de otras cosas: del auténtico valor de los compromisos, del peso de las inseguridades y las insatisfacciones en las relaciones personales, de la importancia de la memoria como última valedora del amor. Con </span><i style="font-family: Verdana, sans-serif; font-weight: bold;">Stories We Tell</i><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">, Sarah Polley </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">apunta la cámara hacia sí misma y hacia </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">su familia, para</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> entregarnos un documental valiente, emotivo y lleno de cuernos. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
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<a href="http://blogs.artinfo.com/moviejournal/files/2013/05/Stories-We-Tell.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="256" src="http://blogs.artinfo.com/moviejournal/files/2013/05/Stories-We-Tell.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Sin entrar en el exhibicionismo burdo o morboso que ostentaban documentales como <i>Tarnation -</i>lo primero- o <i>Capturing the Friedmans</i> -lo segundo-, <i>Stories We Tell </i>se sumerge en los entresijos de la familia Polley, para mostrarnos detalles reveladores, comprometidos, de su intimidad. Pero, a diferencia de aquellas películas, el tema de <i>Stories We Tell, </i>aún manteniendo el sustrato biográfico,<i> </i>no acaba en sus personajes, sino que va más allá, y utiliza estos personajes para elaborar un ensayo lúcido sobre temas tan dispares como la paternidad, la autoría de los recuerdos o el mecanismo engañoso de las ficciones. Parte de la eficacia de este ardid se debe a Michael Polley, pater amatísimo de Sarah, actor, escritor aficionado y agente de seguros, quien pone su voz y su prosa al servicio de esta historia, dotándola de un humor y una elegancia, de un punto de vista, en fin, que parece continuar la estela cinematográfica de los grandes narradores del yo -y se me vienen a la cabeza el Michi Panero de <i>El Desencanto </i>o la "Little Edie" Beale de <i>Grey Gardens-.</i> Mr. Polley hace un strip-tease del alma para los espectadores de su hija, narrando, con no poco mérito literario, las luces y sombras de su matrimonio con Diane Polley, quien murió de cáncer cuando Sarah contaba apenas 10 años. Como en estos retratos de familia con esqueleto al fondo, uno se acerca más a la verdad cuanto mayor número de testimonios, de voces, la van enriqueciendo. Y aquí aparecen también los hermanos de Sarah -Mark, John, Joanna y Susy- hablando de la madre muerta y de la infancia, y de esa broma que solían gastar a la pequeña Sarah en las comidas familiares, durante las cuales resaltaban lo poco que ésta se parecía a su padre, tras lo cual sugerían una paternidad desconocida, una bastardía, cuya sola mención hacía a todos prorrumpir en carcajadas, chorritos de coca-cola saliendo por la nariz. Y es una delicia oír y ver hablar a esta familia de artistas -directores de casting, actores y demás miembros de la farándula- hablando sobre ellos mismos con la solvencia que uno le imagina a este tipo de caracteres: seres desinhibidos, cultos y complicados, analizando y emocionándose con un pasado cuyos ecos aún resuenan con insistencia en sus vidas presentes. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPtwRpTXgEkC31U0cqIxOWqbTWthPplrj8TkCcBi6BpZ-v_w6hFMfBZzNo8dUHyP7g2vZ8Ta-N1y8-F5vH8CBRr_9mvwH8oTK4kvHO36MhmoIhOq9j22sLhsIOjAonemrAweMSLtEsM3vA/s1600/stories-we-tell02.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPtwRpTXgEkC31U0cqIxOWqbTWthPplrj8TkCcBi6BpZ-v_w6hFMfBZzNo8dUHyP7g2vZ8Ta-N1y8-F5vH8CBRr_9mvwH8oTK4kvHO36MhmoIhOq9j22sLhsIOjAonemrAweMSLtEsM3vA/s400/stories-we-tell02.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Diane Polley fue, al parecer, una mujer excepcional. En la película hay varios testimonios que hablan de su energía inagotable, de su risa contagiosa, de su vitalismo. Y hay un clip revelador, en el que una joven Diane Polley canta mirando a cámara "Ain't Misbehavin'", y todos tenemos ocasión de ser testigos de su capacidad de seducción. Parte de los testimonios de <i>Stories We Tell </i>consiste en una serie de remembranzas cariñosas u homenajes implícitos de esta mujer que ya no está con nosotros, es decir, con ellos. Aunque lejos de mitificarla, Sarah Polley intenta plasmar un retrato lo más honesto posible sobre su madre, ya que la verdadera razón de las entrevistas es dilucidar lo que hubo de cierto o de mítico en esos rumores de infancia. Es decir, lo decisivo de la personalidad deslumbrante de Diane es saber si, de alguna manera, la hiciera proclive a una aventura extra-marital. Y, si este es el caso y Diane Polley se acostó con otro/s hombre/s que no fue/fueron su marido, ¿se quedó embarazada de él/uno de ellos? ¿Quién es, en definitiva, el padre de Sarah Polley, niña bonita del Canadá? </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i>Stories We Tell </i>es una historia sentimental de detectives. SPOILER. Al igual que <i>Searching for Sugar Man</i>, donde los detectives/cineastas se dan de bruces con un hallazgo inesperado que llena a los espectadores de emoción, el descubrimiento del padre biológico de Sarah en la figura del productor de cine Harry Gulkin<i> </i>carga la cinta de una emotividad inesperada. Al mismo tiempo, la reconduce a terrenos inesperados donde, aparte de celebrar los hermosos misterios de la vida, se pueden advertir unos puntos suspensivos, unos silencios, que hacen referencia a la naturaleza confusa y, hasta cierto punto, amarga de las relaciones humanas. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Sarah Polley hace un uso convincente de cámaras de Súper 8 para crear las memorias del pasado, tanto el romance que vivieron Diane y Harry en Montreal como la convivencia, aparentemente idílica, entre Diane y Michael en Toronto. Al mismo tiempo se vale de viejas fotografías y de los testimonios de las personas involucradas en la vida de Diane (y en la futura vida de Sarah), para contarnos la historia de su venida al mundo. Significativamente, Harry parece discrepar con la aproximación que Sarah hace de la historia. Lo que no es de extrañar porque, previamente, Sarah se opuso al intento de Harry de intentar plasmar su historia de amor con Diane en un libro. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://collider.com/wp-content/uploads/stories-we-tell.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="265" src="http://collider.com/wp-content/uploads/stories-we-tell.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Las historias que contamos son las historias que nos pertenecen y con </span><i style="font-family: Verdana, sans-serif;">Stories We Tell</i><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">, aparte de cualquier elemento de usurpación inherente a todo buen artista, Sarah Polley se hace dueña y señora de su pasado, y nos lo presenta con una honestidad y una lucidez deslumbrante. Por eso se puede permitir ciertas mentirijillas -el truco de los apócrifos clips de Súper 8 que es más tarde revelado, por ejemplo-. Porque al contar una historia la estamos haciendo realidad. Y así, la paternidad de Michael se fue haciendo realidad al ejercer de padre de Sarah, por mucha confusión de esperma que hubiera en el pasado, por muy moreno que fuera él -ya es canoso- y muy pelirroja que fuera y siga siendo su hija, la niña bonita del Canadá.</span></div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-85646833760322877802013-06-25T23:47:00.001+01:002013-08-01T19:57:58.046+01:00Mud<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Cuando el niño sale de casa por la ventana en mitad de la noche, su infancia se queda atrás, olvidada en la habitación a oscuras, entre los juguetes y las caricias de mamá y el sueño interrumpido, y, en ese acto clandestino, uno presiente la libertad, el mundo que aguarda ser descubierto, la cara y el corazón a punto de ser rotos por primera vez por alguien, y esas cosas tan interesantes que traen el hacerse mayor. <i style="font-weight: bold;">Mud</i>, la nueva película de <b>Jeff Nichols</b>, nos habla un poco de todo esto, recreando, con la magia fascinante de los cuentos, la edad imprecisa que transcurre entre el último juguete y la primera novia. El fin de la niñez. La preadolescencia. ¡El horror! ¡El horror!</span><br />
<br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Para ello, Nichols, con olfato narrativo, elige un territorio fronterizo y asilvestrado: el delta del río Arkansas al desembocar en el Mississipi, un lugar plagado de barcas, cadáveres y mitologías para rednecks. En <i>Mud, </i>el río es una arteria por la que navegan Charles Portis, Mark Twain y Charles Dickens sentados en la misma canoa. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
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<a href="https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTihfRO1pbv4SrODgszGecUISRCBGJdT5Iqo0ByBdjF8xnY1uwYZw" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="167" src="https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTihfRO1pbv4SrODgszGecUISRCBGJdT5Iqo0ByBdjF8xnY1uwYZw" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i>Mud </i>nos narra las peripecias y tribulaciones de Ellis (<b>Tye Sheridan</b>) un joven proveniente de una familia pobre y desestructurada quien, junto a su amigo Neckbone (<b>Jacob Lofland</b>), entablará una curiosa relación con Mud (<b>Matthew McConaughey</b>), un proscrito fantasioso y cautivador que vive en una isla desierta. Ellis y Neckbone se comprometen a ayudar a Mud a reconstruir una embarcación con la que poder escapar de la isla y reunirse con su tortolita, Juniper (<b>Reese Witherspoon</b>). En la imaginación suceptible de Ellis, Mud, el asesino, y Juniper, la pibita ligera de cascos, son la viva reencarnación de Romeo y Julieta. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Nichols retrata con sensibilidad el alma soñadora de Ellis, quien idealiza, desde la tierna mirada de los 14 años, tanto el supuesto amor que Mud siente por Juniper, como el amor que él mismo empieza a sentir por una chica mayor, May Pearl. O quizás todo estos amoríos platónicos son utilizados por Ellis para asimilar, de alguna manera, el derrumbe de las relaciones entre sus padres. Entre besos robados y promesas de felicidad el horizonte, como en una tragedia lorquiana, se va poblando de asesinos. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Creo que no es gratuita la mención del poeta granadino. En <i>Mud, </i>los objetos adquieren un protagonismo inusitado, y pasan de la metáfora al simbolismo en un parpadeo. Así, la primera vez que los niños se encuentran con Mud en la playa, éste juguetea con una caña pequeña, cuyo anzuelo irá lanzando al agua y recogiendo, mientras que con su conversación va, poco a poco, pescando a los jóvenes. Mud vive en un barco entre los árboles, y Ellis en una casa sobre el río; ambas viviendas reflejan la fragilidad o la fugacidad del presente de sus habitantes.</span><br />
<br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Fugacidad... todo parece estar diseñado en esta película para recordarnos la edad pasajera de su protagonista. ¿Horas de rodaje? Pongamos que Nichols grita acción cuando sus personajes le pueden hablar al sol de tú a tú. Cuántos amaneceres en esta película, cuántos crepúsculos. Las sombras van creciendo y, al anochecer, siempre hay una hoguera o una linterna que encender. Sugestiones...</span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://encrypted-tbn1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQ6FVHtdUvzyGt3mg8TWojo_2t1WlT2uNtkunRXwRPB_f0kGZiK" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://encrypted-tbn1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQ6FVHtdUvzyGt3mg8TWojo_2t1WlT2uNtkunRXwRPB_f0kGZiK" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Los actores se ajustan a sus personajes como unos pies a unas botas de piel de serpiente. </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">McConaughey está muy bien en su papel de asesino simpático fuera de la ley (una interesante contrarréplica al asesino antipático y brazo de la ley que ya encarnara en <i>Killer Joe</i>), y los niños encandilan toda la película con sus miradas aun inocentes. En algunos momentos, la película parece acercarse peligrosamente al territorio sensiblero, pero la dureza de sus personajes, unido al gran pulso narrativo de Nicholls, eluden el escollo a tiempo. Por lo demás, todas las emociones expuestas en <i>Mud</i></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">, están supeditadas al tono general de la película, que es elegíaco. </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Porque en esta película la niñez muere. Pero el río sigue fluyendo. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-39507334834138196512013-06-17T00:40:00.000+01:002013-08-01T19:59:44.180+01:00O Som ao Redor<div align="justify">
<span style="font-family: Verdana;">Diez años después de <i>Cidade de Deus</i>, de Fernando Meirelles -cuyo éxito dio lugar a una oferta de películas brasileñas marcadas por el protagonismo de los malandros, la mise en scène de las favelas, y el discurso nihilista de la violencia y la pobreza (<i>Bus 174</i>,<i> Cidade dos Homens, </i></span><i style="font-family: Verdana;">Tropa de Elite 1 </i><span style="font-family: Verdana;">y <i>2,</i></span><span style="font-family: Verdana;"> </span><i style="font-family: Verdana;">Carandiru</i><span style="font-family: Verdana;">)- </span><span style="font-family: Verdana;">se estrena por estas latitudes <i style="font-weight: bold;">O Som ao Redor</i>, y da la impresión de que el cine de Brasil ha decidido hacer lo mismo que su Gobierno: un lavado de cara con vistas a los próximos eventos deportivos mundiales. Sin dejar de hacer hincapié -aunque de manera más sutil que sus predecesoras- en los males endémicos que azotan a este país, <i>O Som ao Redor </i>nos ofrece el retrato de </span><span style="font-family: Verdana;">una clase media mayormente despreocupada: ahí están el ama de casa aburrida, el agente inmobiliario enamorado, el patriarca jocundo. Si no fuera porque todos van en chanclas, o porque en Europa la clase media despreocupada ya no existe, uno se pensaría que esta película estuviese rodada en Oporto. </span><br />
<span style="font-family: Verdana;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana;">Pero <b>Kleber Mendonça Filho </b>nos quiere contar otra historia, y su postal del Brasil no es tanto el retrato de una </span><span style="font-family: Verdana;">ciudad en plena efervescencia urbanística, como la radiografía poética de un vecindario en pleno vórtice cambiante. Ante la presencia imponente de los rascacielos de Recife, Mendonça Filho parece fijarse más en las pequeñas cosas: un balón rebotando en una callejuela, una pareja de adolescentes besándose tras una esquina, cosas sin importancia que parece tener un peso dramático significativo. La vida, supongo. </span><br />
<span style="font-family: Verdana;"><br /></span>
<br />
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<a href="https://encrypted-tbn2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcSD-1oX8rOlrAgSD7QhRrVozFILIRCTHL4KUI2hYhYUbA5ZYINu" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="167" src="https://encrypted-tbn2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcSD-1oX8rOlrAgSD7QhRrVozFILIRCTHL4KUI2hYhYUbA5ZYINu" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: Verdana;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana;"><i>O Som ao Redor </i>comienza con un plano secuencia en el que vemos a una niña paseándose en patines por los límites de un condominio. Vemos el parking, vemos la zona de juego donde un grupo de niños juega al fútbol mientras sus madres charlan despreocupadamente. El ambiente general es lúdico y relajado, pero también extrañamente inquietante. Esta pauta</span><span style="font-family: Verdana;"> establecerá el tono general de la película. Las historias que se nos cuentan serán así: anodinas como una siesta, espeluznantes como el filo de una pesadilla a medianoche. Es como si la limpiadora -para hacer referencia al lavado de cara que mencionábamos antes- ocultara toda la mugre debajo de la alfombra. La suciedad no se ve, pero sigue ahí. Bia, el ama de casa, fuma marijuana para combatir la desidia; Joao, el agente inmobiliario, se dedica a buscar al delincuente que robó el estéreo del coche de su novia. Sí, Brasil ya no es el país del crimen y el tráfico de droga a gran escala, pero el malestar, cierto malestar, sigue ahí presente. Es por eso que el vecindario contrata los servicios de unos agentes de seguridad, quienes se dedicarán a patrullar el barrio, para controlar cualquier atisbo de delincuencia. Mendonça Filho utiliza todos estos elementos para darle más juego a la verdadera protagonista de la película: su propia mirada de director. </span><br />
<span style="font-family: Verdana;"><br /></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcR-IfTMcxu9UKNPY_TNzMq8bvWWsTQB-7QH1iAwewNK_qA9W7S9" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="208" src="https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcR-IfTMcxu9UKNPY_TNzMq8bvWWsTQB-7QH1iAwewNK_qA9W7S9" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: Verdana;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana;"><i>O Som ao Redor </i>parece<i> </i>adolecer así de la intención típica de las óperas primas, las cuales suelen estar menos interesada en lo que nos quiere contar que en el cómo nos lo va a</span><span style="font-family: Verdana;"> contar. Y, sin embargo, a Mendonça Filho le ha salido un producto donde las decisiones estilísticas parecen remitir a la coherencia interna del relato. Un relato que, si bien puede irritar a algunos espectadores por sus lagunas narrativas y la parsimonia de su ritmo, posee una capacidad para sorprendernos con los asuntos más cotidianos. Decidido a mostrarnos un microcosmos indolente durante lo que parece ser un boom urbanístico, Mendonça Filho utiliza la cámara como si fuera un microscopio, y nos intercala, entre las vidas obtusas de sus personajes, aquello que parece ser verdaderamente significativo: los detalles fantasmagóricos, los sueños angustiosos, los presagios salvajes. Todo un poco lyncheano, vaya.</span><span style="font-family: Verdana;"> Es así, utilizando una narración sesgada, elíptica, caprichosa, como se nos irá desvelando algo que no tiene nombre, una especie de malestar cotidiano latente entre los rascacielos. Pero ese descontento que se intuye en <i>Ao Som o Redor</i> no es nada irreal. Es bastante real, y ha venido para quedarse. </span></div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-48070974648929279362013-05-14T21:08:00.001+01:002013-06-10T20:55:25.075+01:00No<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><strong><em>No </em></strong>comienza con una escena de gente feliz en calentadores y de mimos que saludan a cámara. Se trata de un anuncio para un refresco de cola y las imágenes -desenfadas, sobreexpuestas, horterísimas- sueltan un tufo a años ochenta que echa para atrás. Para aquellos que vivimos esta época, las primeras imágenes de la última película de <strong>Pablo Larraín </strong>pueden despertar un arrebato de nostalgia. Para aquellos que no la vivieron puedo imaginar una sensación más bien de grima. Para unos y otros, <em>No </em>nos sitúa una vez más en el particular universo de este director chileno, donde lo inquietantemente perturbador suele ir de la mano de lo absurdamente cómico. </span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana;">Larraín, en tres películas no cronológicas que funcionan como una especie de sinfonía <em>in crescendo</em>, nos ha ido entregando la radiografía de un país y una época escalofriantes: el Chile de la dictadura de Pinochet. Si <em>Manero </em>nos situaba directamente en el corazón de la pesadilla y <em>Post Mortem </em>estaba ambientada en los días turbulentos del golpe de estado, <em>No </em>nos habla de las postrimerías de la dictadura, cuando un pebliscito popular acaba con los años de horror y oprobio del gobierno de Pinochet. Por esta simple razón histórica, <em>No </em>se<em> </em>podría<em> </em>considerar como la película más optimista de una filmografía que, tanto por la temática que trata como por la óptica del director, es de una negrura asfixiante. Pero es que además <em>No </em>está imbuido de un espíritu vitalista e intoxicante, que se corresponde al de la campaña de publicidad que ayudó a derrocar el pinochetismo. Fíjense en el detalle maquiavélico: votar Sí era votar por Pinochet, validando así un pasado lleno de muertos; votar No era votar por un país libre, un país que miraba hacia adelante con cierto desenfado rejuvenecedor. Más o menos como en aquel referendum español para entrar en la OTAN. ¿Recuerdan el eslogan bueno? "vOTANo". Conciso, ingenioso, pero un pelín mandón. Y así nos lució el pelo. Nada que ver con la campaña del No chilena, llena de exuberancia, ingenuidad y poesía. Calibren este kalashnikov cargado de futuro: "Chile, la alegría ya llega". Ahí es ná.</span><br />
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<a href="https://encrypted-tbn2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTuu8ZLgP5kxS53aGjbmBsszvgfHE-f4STZACWSc1_Xzrtr5qWr" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="216" src="https://encrypted-tbn2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTuu8ZLgP5kxS53aGjbmBsszvgfHE-f4STZACWSc1_Xzrtr5qWr" width="320" /></a></div>
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Se quiere decir con todo esto que el héroe, el gran protagonista de <em>No </em>es el pueblo chileno, el cual ostenta el espíritu ingenuo y medroso de un niño, la rebeldía de un adolescente, y la fuerza de un adulto al que le ha llegado la hora de decir basta. Como contrapartida a este héroe tenemos a dos personajes. Por un lado está Pinochet, monstruo ejemplar del siglo XX. Ahí está sino el bigote, los ojos como bolitas de naftalina, el uniforme. A Pinochet lo vemos tan sólo en la propaganda televisiva del Sí, pero su sombra es alargada y se cuela por todos los resquicios de la película, de la misma manera que se colaba por los resquicios de las películas anteriores de Larraín. Es un horror cotidiano que no se llega a ver pero que se presiente, en las llamadas telefónicas a medianoche, en los coches aparcados en las calles, en las miradas de desconfianza. Dice un ministro de Pinochet en la película sobre la posibilidad de usar la fuerza intimidatoria del ejército para frenar la campaña del No: "Cuidado con lo que dice Guzmán. Si yo abro esa puerta vosotros tienen que cerrar los ojos." Es hazaña del guión que una sola frase, soltada en una reunión, pueda llegar a poner los pelos de punta.</span></div>
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<br /></div>
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<span style="font-family: Verdana;">El otro personaje es René Saavedra (<strong>Gael García Bernal</strong>) uno de los publicistas encargados de crear la campaña del No. René es el protagonista principal de la película y, aunque parezca ser un hombre de éxito, en el fondo reúne las características de los personajes larrainianos: el desarraigo emocional, el infantilismo, la monomanía. René es un chileno que ha vivido casi toda su vida en el extranjero y que, quizás por eso, es incapaz de identificarse con los miedos y las euforias de sus paisanos. Gael compone un personaje huraño y atónito, que contempla el devenir de Chile desde una posición privilegiada pero, aún así, lo ve todo <em>desde fuera</em>. </span> </div>
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<a href="https://encrypted-tbn1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQ6WGbqq0ItsEuwfH5t3RQf3c54b_0mA90dK1ATtikMe5MJHjI8" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" src="https://encrypted-tbn1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQ6WGbqq0ItsEuwfH5t3RQf3c54b_0mA90dK1ATtikMe5MJHjI8" width="320" /></a></div>
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<br /></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">La mirada de Larraín, sin embargo, parece impregnada de una nostalgia efectivísima. R</span><span style="font-family: Verdana;">odada en U-matic, <em>No </em>tiene color de telenovela de los años 80, con esas incandescencias en rojo y verde que dañan la retina y el buen gusto. Con eso, las imágenes de la película tienen la misma textura que la de los anuncios -tan reales, tan vivos aún hoy- que se retransmitieron en la franja del No, y que se pueden disfrutar, inalterados, en la película<em>. </em>Y sí, es posible que una realidad visualmente tan cutre pueda estar tan llena de esperanza y vitalidad. </span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana;">A modo de anécdota señalar que hubo actores americanos (Christopher Reeves, Richard Drayfuss) que prestaron su imagen para la campaña del No. Pero a diferencia que<em> </em>en<em> Argo</em>, el protagonismo que se le da a Hollywood en esta victoria histórica es nimio. Quizás por eso no le dieron el Oscar a <em>No</em>.</span></div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-66132112540541272712013-04-25T23:03:00.002+01:002013-04-25T23:03:56.111+01:00Dans la Maison<div align="justify">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><strong>François Ozon </strong>lleva ya un tiempo construyendo una filmografía que parece ser una crónica de las apariencias. No sólo de las apariencias creadas para comulgar con las convenciones sociales o con la dinámica de las relaciones de género, sino sobre todo, y particularmente, las apariencias que son tan necesarias para la construcción de las obras de ficción, y que, invariablemente, forman parte de su acabado último. Y recién escribiendo esto me estoy dando cuenta de que quizás, para Ozon, tanto las convenciones sociales como las maquinaciones de la ficción sean una y la misma cosa, una misma máscara con la que encubrir la realidad. No sé lo que pensarán ustedes pero a mí, que un señor haga películas que traten sobre las apariencias, me resulta tan frascinante, o tan hipnótico, como un indio que hace señales de humo para comunicar que le han metido fuego al tipi. No sé si me explico.</span></div>
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<span style="font-family: Verdana;">Quizás por todo esto no debe de resultar extraño que Ozon base muchas de sus películas en obras teatrales, no hay nada como un texto dramático como para mostrar al desnudo este tipo de cosas, lo vacuo del alma humana, lo ridículo de las convenciones sociales, la omniscencia de la ficción. Aunque no siempre acierte.</span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana;">Después de ver <em>Potiche</em>, película que me pareció muy poco lograda (y un pelín zafia, la verdad), tuve pesadillas en las que salía Ozon decidiéndose a adaptar para la gran pantalla <em>Vaya par de gemelas, </em>con Audrey Tautou<em> </em>de<em> </em>protagonista doble. La cosa no ha llegado a tal extremo y, aunque sí es cierto que Ozon se ha ayudado de la imaginación patria para hacer su nueva película, ésta no ha sido basada en una revista de Manuel Baz, sino en una obra de Juan Mayorga, dranaturgo de postín y de juegos metaliterarios. Habeas corpus: </span><span style="font-family: Verdana;"><em><strong>Dans la Maison</strong> </em>nos habla de la relación que se establece entre un profesor de literatura desencantado (<strong>Fabrice</strong> <strong>Luchini</strong>) y un alumno (<strong>Ernst</strong> <strong>Umhauer</strong>) dotado de cierta habilidad para escribir bien. Con los tiempos tan embrutecidos que corren, el hecho de que uno de sus alumnos no sólo sepa hacer la o sin un canuto (y sin un menú de emoticonos), sino que además muestre una despierta curiosidad por su prójimo, una curiosidad de entomólogo, se entiende, llena de esperanzas a este profesor. Es así como decide ayudarle y animarle en sus redacciones escolares, las cuales van más allá de la mera descripción de un día monótono en la vida de un adolescente, y se centra en una temática más hardcore: las impresiones de un adolescente al infiltrarse en la vida familiar de un compañero de clase. A veces las observaciones están cargadas de feromonas adolescentes: " Entonces lo noté, el inconfundible olor a mujer de clase media". Otras veces, las redacciones parecen informes de la Stasi: "El padre está obsesionado con China, la madre tiene copias de Klimt en la pared, y seguro que ni conoce a este artista". Cosas así. El profesor, dejando de lado las aprensiones iniciales a husmear en la vida de los demás, acaba leyéndoselo todo, enganchando cada vez más a las narraciones de su alumno. Si éste aporta la información, las vivencias, las emociones, en definitiva, la mirada, es el profesor el que ayudará a pulir su técnica, es decir, su voz. Son estos seminarios literarios y privados entre el profesor y el alumno los que irán desarrollando la trama, modificándola según convenga para darle mayor fuerza dramática, o más verosimilitud narrativa, o más libertad a las intenciones secretas del alumno. </span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://t0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRpniq8hAjJmNUx1MuB2Eu-9FKFpjvu7nPIyzYMD7BahqdsykIXqQ" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="http://t0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRpniq8hAjJmNUx1MuB2Eu-9FKFpjvu7nPIyzYMD7BahqdsykIXqQ" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
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<span style="font-family: Verdana;">Con este<em> </em>argumento, Ozon desarrolla una película que parece una continuación de <em>Swimming </em>pool<em>, </em>un juego metaliterario donde el protagonista -y el espectador con él- acaba intercalando, confundiendo, sustituyendo, la realidad con la ficción, hasta tal punto que la fina línea que separa a ambas llega a desaparecer. En este sentido, resulta fácil establecer un paralelismo entre el personaje de Charlotte Rampling en aquella y el de Luchini (el personaje maduro, vampirizado por la literatura, hasta tal punto que esta obsesión por ficción hace saltar por los aires su vida convencional), así como entre el personaje de Ludivine Sagnier y el de Umhauer. Como en <em>Swimming Pool, Dans la Maison </em> A Ozon se le ve manteniendo varios platos bailando en el aire al mismo tiempo (thriller académico, comedia francesa, drama de iniciación) y, hasta cierto punto, se le nota la habilidad y la gracia. Por supuesto, esta pirotecnia no habría sido posible sin el hábil trabajo de los actores, tanto</span><span style="font-family: Verdana;"><strong> </strong>Luchini, tan teatral, es decir, tan intenso, como el de joven Umhauer, cargado de dobleces. También, por supuesto, el papel secundario de Kirsten Scott Thomas, la cual sabe sacar partido a su innegable vena cómica.</span></div>
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<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
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<a href="http://t0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQ5TPPg8c2NnuXhNg5tffULgQTV0uNKeieABqWKcD_xpBNJpnewYA" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="259" src="http://t0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQ5TPPg8c2NnuXhNg5tffULgQTV0uNKeieABqWKcD_xpBNJpnewYA" width="400" /></a></div>
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</div>
<div align="justify">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Dicho esto, la resolución de la película, que tan bien ha sabido mantener el ritmo del thriller y la comedia que lleva dentro, se estanca al querer ofrecer un final tipo "más difícil todavía". Ese carpetazo en la que el cazador es cazado resulta poco creíble y un pelín forzado. La escena final en la que el alumno y el profesor se reencuentran y ambos son testigos de la intimidad de un bloque de vecinos está construida con un poso de sensiblería que no hace para nada justicia a los homenajes posibles de ese espectáculo voyeurístico: un mapa de emociones que oscila entre <em>La ventana indiscreta </em>y <em>Aquí no hay quién viva.</em> </span></div>
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</div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-74826993113745450992013-04-12T23:00:00.001+01:002013-05-08T19:24:57.250+01:00Five Broken Cameras<div align="justify">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Fijémosnos por unos momentos en la fuerza dramática oculta en el título de este documental: <strong><em>Five broken cameras </em></strong>que, en español castizo, como ya sabrán, sería algo así como <strong>Cinco putas cámaras rotas</strong>. Clarifiquemos, antes que nada, que estamos hablando de cámaras de video. Fijémosnos en el número: cinco no es ningún moco de pavo. Muy torpe tiene que ser un operador para que se le rompan cinco cámaras pero es que, al protagonista de este film no se le rompen, sino que se <em>las </em>rompen. <strong>Emad Burnat,</strong> uno de los directores y el principal protagonista de este sobrecogedor documental, nos invita, con la crudeza y la honestidad que aporta el metraje de video, a darnos un garbeo por su vida, por su <em>realidad. </em>Una realidad que, como ya habrán imaginado, no se limita a destruir cámaras de video.</span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana;">Emad vive con su familia en Bill'in, un poblado campesino en la franja de Cisjordania. Lo primero que conocemos de él es su voz, una voz en off que escucharemos durante todo el metraje, una voz cálida y suave. El tono de su voz, sin embargo, ya desde los primeros minutos del documental, es de absoluta desolación. "Filmo para aferrarme a mi vida", nos dice Emad, y nosotros le creemos. En la primera escena que vemos con él, nos lo encuentra mos sentado frente a una mesa, sobre la cual se hayan, como cinco carroñas electrónicas, las cámaras del título. La premisa no puede ser más simple. Lo que veremos a continuación será el material rodado (no todo, supongo) con esas cámaras. El tiempo que abarca este material es del 2005 al 2010. Unos 5 años. En ese lapso de tiempo, Emad ha puesto su vida en riesgo por lo menos unas 5 veces, como se puede comprobar en la película. Resulta elocuente comprobar como la violencia que se observa en la pantalla, llegado un momento, trasciende a ésta. Hay un momento en que vemos una granada volar, la imagen es sacudida por un movimiento violento, hay un ruido, una explosión y la pantalla se llena de "nieve". Así hasta 5 veces.</span><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.osaarchivum.org/files/images/events/2013/5brokencamerascameras1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="225" src="http://www.osaarchivum.org/files/images/events/2013/5brokencamerascameras1.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Pero el principal acierto de <em>Five Broken Cameras </em>no radica, a mi parecer, en ese metraje inmediato, sucio y testimonial de telediario de sobremesa, que constituye la mitad de la película. Este metraje tiene, por supuesto, un valor periodístico, y suponemos que judicial, impagable. Pero lo que le da profundidad a la historia, lo que nos la acerca y nos la justifica y nos la vende es la confesión inicial de Emad acerca de la razón por la que se compró la primera cámara: para rodar el nacimiento y crecimiento de Gabreel, su cuarto hijo. Sentimentalismos aparte (aunque <em>Five Broken Cameras </em>es tan cruda que no tiene ninguna manipulación), la ternura que desprenden las imágenes que Emad rueda de su hijo -y de su familia- (las cuales se intercalan con las escenas de manifestaciones y abuso y violencia y duelo), sirve para poner de relieve el sentido último de su lucha, la razón instintiva, casi paternal, de su imparable rodaje. Y es que h<span style="font-family: Verdana;">ay lugares en los que ya naces siendo un animal político, lugares en los que desde pequeño te enseñan a posicionarte por una causa, a denunciar una injusticia, a luchar por tu futuro y por el futuro de los tuyos. Hay lugares en los que uno se tiene que partir la cara hasta 5 veces para lograr que esa misma cara vuelva a sonreir. </span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">En <em>Five Broken Cameras </em>la lucha del pueblo de Bill'in comienza cuando un nuevo asentamiento de colonos israelíes construyen sus viviendas a unos poco kilómetros de distancia. Para evitar cualquier tipo de incidentes, el gobierno de Israel, por medio de su ejército, levanta una valla inmensa, expropiando de paso terrenos cultivados de los habitantes de Bill'in. Al mismo tiempo que el pueblo se manifiesta semanalmente y sufre la violenta represión del ejército, uno ve crecer al joven Gabreel, y se conmueve al contemplar ese presente suyo de bombas lacrimógenas y vallas, al presentirle ese futuro de destierro y orfandad o, lo que podría ser peor, al presentirle ningún futuro en absoluto, arrebatado éste por una muerte violenta.</span></div>
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</div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Mientras en los Estados Unidos el ciudadano medio utiliza las cámaras para grabar a los amigos rompiéndose la crisma por hacer el chorras en una bicicleta o a niñas repelentes participando en concursos de belleza, en otros lugares del mundo, las cámaras ruedan una realidad que no es oligofrénica ni aburrida ni suburbana. Las cámaras de Emad, por ejemplo, grabaron a amigos muriéndose de verdad, grabaron a niños descubriendo la nieve, grabaron el día a día de un pueblo, ajetreado entre los soldados y los olivos. Descansen en paz.</span><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRhtE4ypRe6Me9DOBMbsiYx4KmY2sjS5NsHkGaQRgBJA2k8rDaR4Q" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="224" src="https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRhtE4ypRe6Me9DOBMbsiYx4KmY2sjS5NsHkGaQRgBJA2k8rDaR4Q" width="400" /></a></div>
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<strong></strong></div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-73149594974422140162013-04-05T22:49:00.000+01:002013-05-01T23:01:36.539+01:00A Liar's Autobiography<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Un biopic es el certificado cinematográfico que da esplendor a las vidas de los personajes célebres. Que hagan un biopic sobre tu vida es más sofisticado que ponerle tu nombre a una calle -la cual suele estar llena de baches y meadas-, más cool que encargar a un negro literario a que escriba tu biografía y, por regla general, te ve más gente que si pusieran tu estatua en una plaza. La resurrección milagrosa de Jesucristo al tercer día de su muerte fue moco de pavo si se la compara con la resurrección de rompe y rasga que le brindó Nicholas Ray casi 2.000 años más tarde con <em>Rey de Reyes.</em> A la hora de hacer un biopic, facilita las cosas que el personaje retratado esté muerto, y que su biografía contenga algunos o todos los elementos que se esperan de este tipo de películas, a saber: una infancia feliz o pobre, una adolescencia insulsa o traumática, el destello de un genio, la carrera apoteósica, el éxito, los excesos, y una muerte inesperada o trágica. Vistas al trasluz y en una sala oscura, todas las vidas son la misma vida, y un biopic, de todas las cosas que puedan inspirar este género cinematográfico, se nos antoja como un ejercicio manriqueño. </span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana;">Digamos que, en general, y salvo contadísimas excepciones, los biopics acaban siendo películas convencionales basadas en vidas que, a priori, son poco convencionales. No es entonces de extrañar que se utilizara la figura de Graham Chapman, miembro del grupo de humor más irrreverente de la historia, los Monty Python, para hacer un biopic. Porque llevó una vida poco convencional -aunque bastante convencional si la comparamos a las ideas preconcebidas que tenemos de la vida de los artistas-. Pero sobre todo, porque Graham Chapman murió joven. Es decir, que fue sobrevivido por sus 5 compañeros, por los 5 restantes miembros de un grupo que basó gran parte de su humor en mofarse de lo absurdo que es la existencia y de la solemnidad con que los humanos nos referimos al más allá. No hay gag célebre de los Monthy Python en que no aparezca una figura de poder ridiculizada, un cadáver o un malentendido. En sus mejores momentos, aparecían estos tres elementos -dos, si se considera a la muerte como un malentendido- simultáneamente, como en el ya mítico gag del loro. Y qué mejor manera de seguir riéndose del sinsentido de la vida, que intentando hacer un biopic poco convencional sobre el amigo muerto. Graham Chapman es un cadáver demasiado exquisito como para que sus compañeros se contuvieran el bocado.</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">La originalidad de <em><strong>A Liar's Autobiography</strong></em> estriba en el tratamiento de sus numerosísimos episodios, cada uno de ellos llevado a cabo por una compañía de animación diferente. Así, los estilos y las técnicas se mezclan, dando como resultado un cocktail multicolor que nos recuerdan un poco a aquella rotoscópica <em>Waking life </em>de Richard Linklater. Es como pasar una tarde mezclando los dibujitos de Hannah-Barbera con las setas alucinógenas. <em> </em></span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://t3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRsTTbmMDZZdYVawOqhltGRZVvXSkr7Fxmhl8PAsmTtV6OtB1VQ" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="224" src="http://t3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRsTTbmMDZZdYVawOqhltGRZVvXSkr7Fxmhl8PAsmTtV6OtB1VQ" width="400" /></a></div>
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</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.thestar.com/content/dam/thestar/entertainment/movies/2012/11/15/a_liars_autobiography_review_a_far_too_silly_movie_about_a_very_funny_man/liarsautobiography.jpeg.size.xxlarge.letterbox.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="267" src="http://www.thestar.com/content/dam/thestar/entertainment/movies/2012/11/15/a_liars_autobiography_review_a_far_too_silly_movie_about_a_very_funny_man/liarsautobiography.jpeg.size.xxlarge.letterbox.jpeg" width="400" /></a></div>
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<a href="https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQPNYz4kEnCVJa4A9Gd4UXNO0ViaRfxoih4538zcG98khA7-njRsg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="224" src="https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQPNYz4kEnCVJa4A9Gd4UXNO0ViaRfxoih4538zcG98khA7-njRsg" width="400" /></a></div>
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<a href="http://t2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTn8T92UZqkJle2DNx0HjhFU0b6_Ige6dtRCbWNTDqsclSGCzhu" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="257" src="http://t2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTn8T92UZqkJle2DNx0HjhFU0b6_Ige6dtRCbWNTDqsclSGCzhu" width="400" /></a></div>
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Pero en este biopic, como en cualquier otro,<em> </em>quizás importe menos la variedad de la forma que la unidad del contenido. Narrada en primera persona por el propio Chapman -quien es resucitado para la ocasión gracias al milagro de los audio books-, <em>A Liar's Autobiography</em> nos muestra el conjunto de anécdotas, ocurrencias, copulaciones y mentirijillas que aderezaron la vida de nuestro protagonista, y que acaban formando un retrato póstumo, una máscara mortuoria. Como se puede ver por estos fotogramas, Graham Chapman fue un fumador de pipa. Fue también un lector voraz, un estudiante de medicina, un bujarrón, un crápula y, mira tú por donde, el más inmortal de los crucificados de la historia del cine. Fue, sobre todo, un señor que sabía hacer reír. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">En <em>A Liar's Autobiography</em> hay, por el final, una narrativa del exceso que resulta un poco cansina. Graham Chapman bebió mucho, folló mucho, y todas esas cosas que rellenan tanto los biopics y que no viene a decirnos mucho, la verdad, de una vida. Hay más elocuencia, más humor, en la muerte. Y si no que se lo digan a los Monthy Phyton.</span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
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<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/r1Wwn0E6oik?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div>
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<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
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Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-90202679733414382252013-03-19T23:59:00.001+00:002013-03-20T16:02:13.720+00:00Sightseers<div align="justify">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Como viene siendo ya tradición, Mark Kermode, uno de los críticos cinematográficos más populares del Reino Unido, volvió a entregar este año sus Kermode awards, una reivindicación de todas aquellas películas que fueron ignoradas por la Academia de Hollywood en sus nominaciones. El cine no se acaba en los Oscars, claro está, y Kermode, con sus Kermodes, sólo pretende compartir con todos nosotros sus preferencias, las cuales, sin dejar de ser mainstream, destacan por ser elegidas con sensibilidad, criterio, y un gran respeto por el cine. Entre sus galardones, hubo uno que celebré especialmente, el de mejor guión. Este premio fue a parar a <strong><em>Sightseers</em></strong>, la que para mí fue la mejor comedia romántica del año pasado, si por comedia romántica entendemos que se trata de una película en la que hay sexo y gente enfermiza, y en la que la pareja en cuestión no se limita a cometer actos viscerales, sino que también acompañan estos actos -o arrebatos- viscerales de vísceras propiamente dichas. </span></div>
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<span style="font-family: Verdana;">El argumento de<em> Sightseers</em> es simple, efectivo, y deliciosamente delirante. Chris (<strong>Steve Oram</strong>) y Tina (<strong>Alice Lowe</strong>), una pareja de enamorados, se van de vacaciones en una caravana con destino a Yorkshire, con la intención de irse conociendo mejor mientras hacen turismo rural. Es así como comienza esta odisea para neuróticos. Chris es un aspirante a escritor con muchas frustraciones acomuladas y un pronto difícil de controlar; Tina vive con su madre, de la que dice considerarse "su amiga" (aunque según su madre "no somos amigas, somos familia"). Con este bagaje, lo que en un principio parece ser una pequeña e idílica aventura muy pronto degenera para convertirse en una carnicería desproporcionada. Y es que el amor nos desinhibe, y no veas de qué manera. Los crepúsculos son más bonitos cuando están teñidos de sangre. El sexo es más placentero después de la cacería humana. El mundo es un lugar más perfecto cuando existen menos gilipollas habitándolo. Etcétera. El acierto de los guionistas de <em>Sightseers -</em>que, por cierto, son también sus actores principales- radica no sólo en el retrato que hacen de sus protagonistas y que, en cierto sentido, adolece de cierto viso "generacional" (treintañeros desubicados, acostumbrados a llevar siempre la razón, idealistas, gruñones, rebeldes, envidiosos), sino en el uso que hacen del amor como catalizador de los más bajos instintos. En este sentido, uno debe de buscar los referentes de <em>Sightseers </em>al otro lado del Atlántico, en las <em>screwball</em> <em>comedies </em>de la época dorada de Hollywood, en las que, con tanta frecuencia, el amor aparecía asociado a la locura, la marginalidad y el asesinato. Al ser británica, claro, es de esperar que <em>Sightseers </em>sea menos glamurosa y carezca de cierta joie de vivre que sus antecedentes americanas. También es de esperar que su protagonistas coman peor. Quizás por estos motivos un servidor se riera con más ganas.</span></div>
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<a href="https://encrypted-tbn1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQrGXZtPvqlGVw5SWbybyK9tVucJlNCAD1D3DhAEd9bAJiAAucoNg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="226" src="https://encrypted-tbn1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQrGXZtPvqlGVw5SWbybyK9tVucJlNCAD1D3DhAEd9bAJiAAucoNg" width="400" /></a></div>
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Por uno de esos casamientos acertadísimos del mundo del cine, el guión de Oram y Lowe ha sido dirigido por <strong>Ben Wheatley</strong>, director de culto al que le gusta romper cabeza en sus set de rodajes y que tiene cierta debilidad por el cine y la tele británicos de los años 70 y 80. En <em>Sightseers </em>se puede apreciar, por ejemplo, la influencia de Mike Leigh en la composición de los protagonistas (no pude evitar pensar en la pareja protagonista de <em>High Hopes </em>y, cómo no, la de <em>Nuts in May)</em> y en el aspecto natural, casi improvisado, de las interpretaciones. También es posible ver la influencia de Nicholas Roeg en el retrato macabro y alucinógeno que Wheatley hace de la naturaleza. Yorkshire, con sus nieblas místicas y sus paisajes dramáticos y sus equinoccios, parece ser el lugar ideal para los sacrificios humanos. Este cocktail de underground y amateurismo le dan una frescura acertadísima a esta comedia que, no lo olvidemos, ha sido escrita por sus actores.</span></div>
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">A medida que la película vaya avanzando, con la pantalla poblándose de cadáveres, y el paisaje cada vez más agreste, será inevitable hacerse la pregunta de qué va a pasar al final con estos Bonnie and Clyde de las Midlands. Y ese final, imprevisible, súbito, perfecto, es uno de los mejores finales que he visto en mucho tiempo. Mejor no desvelar nada. Decir tan sólo que hay un precipicio. Y que, después de tantas carcajadas, el cine enmudeció. Quizás alguno de nosotros escuchó, o creyó estar escuchando, los acordes de <em>Love will tear us apart</em> al mirar el fondo del abismo. Pero tampoco hay que ponerse melodramáticos, que estamos acabando. Digamos que la versión que creímos escuchar fue la de <strong>Nouvelle Vague</strong><em> </em>y no la original de <strong>Joy Division. </strong>¿La oímos realmente? No lo sé. Da lo mismo. Alegría. </span></div>
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<a href="https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQWKtgZvytOk5x4_Z81BNb-pIQhvnbMvN8Ct3Csj0S2RwDHTr08" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="243" src="https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQWKtgZvytOk5x4_Z81BNb-pIQhvnbMvN8Ct3Csj0S2RwDHTr08" width="400" /></a></div>
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Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-83117532008066813772013-03-17T23:57:00.001+00:002013-03-17T23:59:43.267+00:00The King of Pigs<div align="justify">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">De todos los infiernos imaginables, el más predecible quizás sea el de la adolescencia, ya que todos hemos pasado una temporada en él. Pomadas para el acné, amores no correspondidos, el primer gran abismo abierto entre la realidad y el deseo, las primeras vomitonas. Cinematográficamente, las archiconocidas letanías de la adolescencia occidental se convierten en moco de pavo cuando las enfrentamos a las tribulaciones del adolescente oriental. Y es que la vida es mucho más radical y violenta, más visceral y desoladora cuando se ve desde la óptica de unos ojos rasgados por la genética, y no por la narcolepsia. Uno ve a los jóvenes retratados en películas como <em>All about Lily Chou Chou</em>, <em>15 </em>o <em>Beijing Bicycles</em> y piensa: "Joder, crecer en el lejano Oriente tiene que DOLER de verdad". Se podría pensar que <strong><em>The King of Pigs</em></strong>, al utilizar el formato de animación para narrarnos una historia de acoso escolar,<strong><em> </em></strong>suaviza un poco la temática. Pero el truco no cuela. </span></div>
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<a href="https://encrypted-tbn2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRmnGHcnRJSQfVV7kL6uiWEax9cT9G2vsneL-7PzsSSZx5GS4_3" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="224" src="https://encrypted-tbn2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRmnGHcnRJSQfVV7kL6uiWEax9cT9G2vsneL-7PzsSSZx5GS4_3" width="400" /></a></div>
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<span style="font-family: Verdana;"><em>The King of Pigs </em>nos cuenta la historia de dos amigos, Kyung-min y Jong-suk, que se reencuentran en su vida adulta para rememorar los años de colegio, cuando eran humillados y golpeados de lo lindo por sus compañeros. La película cuenta cómo el acoso escolar estaba basado en la diferencia de clase de los alumnos, siendo los "perros" -de clase social más elevada- los que hacían la vida imposible a los "cerdos" -de estatus más humilde-. Pero en <em>The King of Pigs </em>la crítica social brilla por su ausencia, salvo alguna pincelada de alegato antimaterialista. La vida de nuestros protagonistas es de pena, y la única esperanza parece residir en Chul, un misterioso compañero, que utiliza las mismas armas que sus agresores para mantenerlos a raya: violencia, mala hostia, y el desprecio más absoluto por el prójimo. Kyung-min y Jong-suk se verán atraídos por el aura rebelde de Chul, por lo que parece ser la única esperanza para salir del infierno. Y Chul está más que dispuesto a ayudar a los dos amigos, transmitiéndoles la única lección que la vida le ha enseñado: es mejor no estar insensibilizado contra todo. </span></div>
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<a href="https://encrypted-tbn2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcSQKcDbgWpYHp1o4ipUAyBWCs0E2scDhbb0G1aZ5LDMMqcnA5jF" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="224" src="https://encrypted-tbn2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcSQKcDbgWpYHp1o4ipUAyBWCs0E2scDhbb0G1aZ5LDMMqcnA5jF" width="400" /></a> </div>
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><strong>Yeun Sang-ho</strong>,<strong> </strong>el director de esta película, no concede respiro alguno a sus protagonistas. Cuando no están siendo machacados físicamente o psicológicamente, el director acentúa algún rasgo miserable de sus caracteres: si Kyung-min aparece retratado como un pusilánime, Jong-suk se nos muestra a veces como un fatuo. El hecho de que los portagonistas, instalados ya en la vida adulta, sean los que narren la historia sólo sirve para recalcar lo poco que ambos han cambiado en todos esos años. Esto sólo sirve para intensificar esa atmósfera claustrofóbica, de cárcel o pesadilla, que flota durante toda la película. Ver tanta brutalidad, tanta tristeza, sin lograr llegar a conclusión alguna es como ver funcionar una máquina de centrifugado. Es por eso que la última revelación que aparece en <em>The King og Pigs</em>, tan brutal, tan triste, nos deja un poco impávidos. Tantas vueltas y, al final, la ropa sigue sucia.</span></div>
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Nunca antes una película con tantos colorines me ha dejado el alma tan gris. </span></div>
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<a href="http://www.squabblebox.co.uk/admin/wp-content/uploads/2013/02/kingofpigs2011-1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="215" src="http://www.squabblebox.co.uk/admin/wp-content/uploads/2013/02/kingofpigs2011-1.jpg" width="400" /></a></div>
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Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-6213269783193422692013-02-26T12:51:00.002+00:002013-02-26T13:15:06.903+00:00Argo<div align="justify">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Pó <em><strong>Argo</strong> </em>é la úrtima penícula der <strong>Ben Affleck </strong>quién, ar paresé, la ha dirigío, produzío y protagonisao, er hijoputa le da a tó los palos. No, fuera guasa. A mí er Benny é un actor que me gusta desde que lo vi en ese flim donde se namoraba de una tortiyera, ziempre me ha paresío un tío mu formá. Er cabronaso é guapo pero no va de guapo, ¿zabeh lo que te digo? Totá, que en <em>Argo </em>er Benny interpreta a un agente de la Zía con barba que llo cuando lo vi pensé que z'abía escapao der biopís der Camarón, pero lla mesplicaron que er menda, que en la penícula se shama Tony, como mi primo, é un hispano y er pelo é mu importante pa la carahterisasión. Ya ve tú, loh moroh de la penícula llevan tós bigoteh, pa que no halla confucioneh a laora de distinjir los maloh de loh güenoh. Pueh cágate, er Tony ese esistió en la vida reá y er menda ze ideó un plan pa rescatá a unoh políticoh americanoh qu'estavan secuestraoh en Marrueco o por ahí. Y, ahora biene lo más güeno, er plan era aserse pasá por un equipo de rodahe sinematográfico desos que van con er cataleho en er oho buscando paisahes y tetas pa meté en la peli. De retrasao mentah, vamo. ¿Poh te quiere creéh que loh mandamaseh de la Zía le dan lus verde oliva ar plan? Zervisio de inteligensia mih cohoneh. Pero é un puntaso porque er Tony ze va a Holivuh a trapisheá con loh artistah. Tú zabeh, que si pacá que si payá, un cashondeo. Totá que la trola crese como los cuernoh de mi novia y er Toni acaba con una peli que se shama "Argo", como er nombre reá de la peli ¡qué flipe!, baho er braso y ze va a Egipto o a donde seah que están loh políticoh secuestraoh.</span></div>
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<a href="https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcS" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcS" /></a></div>
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<a href="https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcS-Tjo7Va4O5_3EmHGRPaj2LAJ2tPICN3kU-z5yEvZyGvYcfGpd" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="299" src="https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcS-Tjo7Va4O5_3EmHGRPaj2LAJ2tPICN3kU-z5yEvZyGvYcfGpd" width="400" /></a></div>
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<div align="justify">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Llo no entiendo musho de sine pero er prinsipio de <em>Argo </em>donde er Benny t'esplica como zi fuera un telediario lo que había pazao en Turquía en aqueyos tiempoh ehtá mu bien. Llo me dihe, "Mira er cabronaso, zi parese er Oliver Estón". Pero zi te digo la verdá, llo la política me la paso por er forro lo cohoneh. Y zi voi ar zine a ve una penícula de trileh tiene que aver metrayeta y puñaláh. Y en <em>Argo </em>lo único que asen to er tiempo é hablá y venga a hablá, que paese que an estao esnifando farlopa o qué zé llo. Casi iguá que en <em>La noshe má ojcura </em>donde también s'habla lo sullo, pero polo menoh ze mata a gente también. </span></div>
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span> </div>
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Totá, que ar paresé la otra noshe le dieron er Oscah a <em>Argo, </em>y la entrega la iso la Michel Obama que, to ai que desirlo, está güenorra la tía. Y llo me dihe, "Carahota, ¿pohqué no le da er premio a <em>La noshe má ojcura </em>que fue idea de tu marío?" Pero ar paresé a loh artistah también leh gujta zeh héroeh, azí que <em>Argo, </em>que é como <em>Tin America </em>pero zin er ángeh de ejta (y loh maloh zón moroh y no shinoh), tenía toa lah papeletah pá ganá. Que ya ze zabe que loh artistah zon tós mu pasíficoh y, dejpué de to lo c'apasao en America con loh asesinatoh de tantoh inosenteh, no s'iba a premiah una penícula toah shena de víhtimah mazacrá. Y güeno, <em>Argo </em>eh unah americaná zin ejplozioneh, que é como una servesa zin alcó, azín que tampoco é como pa ponerse a tirá coheteh. Y ar Benny lla l'andao mah premioh de la cuenta. Benny, zi me leeh er bloj, ehte mensahe é pa ti: "Benny, dame er Oscah a mí, cabronaso, que tuh no lo nesesita pa ligá en lah dijcotecah". </span></div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-31247406611614085022013-02-25T00:46:00.002+00:002013-02-26T13:16:41.556+00:00Amour<div align="justify">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Después de 89,458 días de cenas íntimas, cartas arrebatadas, Kama Sutra y paseos por el parque cogidos de la mano, uno tiene que poner los cojones sobre la mesa y hacer frente a la realidad. La intimidad se va llenando de pastillas y dentaduras postizas, las perdices provocan acidez de estómago, el champán incontinencia, las fresas diarrea. A partir de cierto momento la vida consiste en ver cómo un barco cargado de recuerdos se va hundiendo irremisiblemente.</span></div>
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<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
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<span style="font-family: Verdana;">Michael Haneke ha titulado su última película con la sugestiva palabra <strong><em>Amour</em></strong>, un título acertado si tenemos en cuenta que se trata de la historia de dos tortolitos, un título engañoso quizás si consideramos que dichos tortolitos son dos octogenarios. No me malinterpreten. Reconozco que soy un cínico pero también tengo mi corazoncito. Creo que el amor puede existir perfectamente en la tercera edad, y si no que le pregunten a la Duquesa de Alba. Pero el tema amoroso suele estar asociado, al menos en la cultura occidental, a la idea del amor romántico, el cual suele estar regido por unos parámetros muy manoseados cuando se utiliza como contenido para una canción pop, una película romántica, o un libro de literatura femenina<em>. Amour </em>no es una película romántica, claro, y quizás hubiera sido más acertado llamarla <em>Senectud</em>, <em>Misericordia</em> o, parafraseando una canción de Fito Páez, <em>El amor después del amor </em>(aunque este último título le pegaría más bien a una película de Rohmer). Es decir, la intención de <em>Amour </em>no es hacer sentir bien al público, no hace entrega del alijo de endorfinas que promete en su título. <em>Amour </em>nos habla del miedo, de la enfermedad, de la muerte. ¿Qué esperaban? Esto es una película de Haneke. Para ver un catálogo de clichés sobre el amor, descárguense la última de Richard Curtis. O la penúltima, o la antepenúltima, etc. </span></div>
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<em> </em></div>
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<a href="https://encrypted-tbn1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRy-C1nbAj3FSCk9D8exqjABprpLo7kthz_DEiGGxjenPYTIzH2" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><em><img border="0" height="249" src="https://encrypted-tbn1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRy-C1nbAj3FSCk9D8exqjABprpLo7kthz_DEiGGxjenPYTIzH2" width="400" /></em></a></div>
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<em> </em><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Haneke<em> </em>lleva un tiempo dinamitando las convenciones burguesas, anunciando, como un profeta bíblico, los íntimos horrores a los que parece estar abocado el hombre moderno. Es toda su obra la descripción certera de un peligro inminente. Si en algunas de sus películas -y pienso en <em>Funny</em> <em>Games</em>, <em>Código</em> <em>Desconocido</em> o <em>Caché-</em> la amenaza proviene tanto del prójimo como de nuestra actitud frente a él, en sus más reciente filmografía, la amenaza parece venir de dentro: la amenaza dentro de la familia, la amenaza dentro del cuerpo. En <em>La cinta blanca </em>(quizás su obra más asequible por el distanciamiento que provocaba la voz narrativa y el blanco y negro), Haneke nos hacía testigos de las acciones tremebundas que ocurrían en una pequeña comunidad en la época previa a la I Guerra Mundial. Todo el misterio y el aliento literario de que hacía gala esta película desaparece en <em>Amour</em>, que nos ofrece un retrato crudo y sin concesiones de una pareja de ancianos enfrentándose a la enfermedad.</span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana;">Georges (<strong>Jean-Louis Trintignant</strong>) y Anne (<strong>Emmanuelle Riva</strong>) han vivido una vida larga y plena. Cuando lo vemos por primera vez ambos están sentados en un auditorio, aguardando el inicio de un concierto de piano. Ambos están lúcidos, ambos aún disfrutan de los pequeños placeres de la vida. Hasta que Anne sufre una apoplejía. <em>Amour </em>es el recuento de esa enfermedad y sus devastadoras consecuencias en la vida de la pareja. Sobresale en esta historia el retrato de Georges, marido devoto y enamorado, quien se entrega con dedicación suprema a la doble tarea de cuidar de Anne al mismo tiempo que intenta salvaguardar la dignidad de ésta. Conmueve la ternura del personaje, la delicadeza con que Trintignant lo compone y que se complementa con el carácter más fuerte de Anne acentuado por la presencia imponente de Riva. Haneke va describiendo, con esa precisión suya tan científica, los detalles del lento deterioro de Anne. Como siempre, su fuerza radica en el encuadre preciso, la manera que tiene Haneke de colocar la cámara y que le aporta a su cine esa musculatura narrativa infalible no exenta de aliento poético. <em>Amour</em>, a pesar de su temática, contiene algún que otro momento de éxtasis cinemático, como en la cautivadora escena inicial -un flashforward de la película- en la que un grupo de policías irrumpe en el piso cerrado a cal y canto de Georges y Anne,<em> </em>para descubrir el cadáver de ésta sosteniendo un ramo de flores; o la escena del primer ataque de Anne en la cocina, que es toda una lección de tempo y economía narrativa. </span><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://encrypted-tbn2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcSHxvU_oNllUAJEOua4h7nvSfwG5VyxyScEKKMkIbXGHWapRHswug" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="224" src="https://encrypted-tbn2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcSHxvU_oNllUAJEOua4h7nvSfwG5VyxyScEKKMkIbXGHWapRHswug" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: Verdana;"> </span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Pero esa maestría de Heneke con la cámara, esas interpretaciones sublimes de unos actores tan acertados, esa efímera poesía, están puestos al servicio de una historia que no es sólo deprimente sino que es además común a todos. No hay nada de excepcional en esta historia de amor de Georges y Anne, si descontamos la resolución última de Georges con respecto a su mujer. Lo excepcional es el cliché, las mariposas en la barriga, los violines, el corazón saliéndonos por la boca. Lo otro, los 40 años más tarde, la enfermedad, la soledad, la inminencia de la muerte, es ley de vida, y maldita la hora en que nos gastamos 6 libras para que venga alguien a recordárnosla. </span></div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-83989968509298133502013-02-23T23:56:00.001+00:002013-02-23T23:56:57.059+00:00The Master<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Paul Thomas Anderson es un cineasta al que un servidor idolatró durante una época -allá por los años 90, cuando ir al cine era algo así como una orgía perpetua-, no por su virtuosismo tras la cámara o por su eficacísima dirección de actores, sino por la temática que trataba en sus películas. Anderson hablaba del sexo y de la muerte con un desparpajo inusitado, utilizando una imaginería tan desbordante como íntima, tan innovadora como reivindicativa de la tradición. Claro está que eran los 90, y casi otro tanto se podía decir de Fincher, Jonze o Tarantino, pero uno no ve todos los días el nacimiento de una filmografía con la imagen de Julianne Moore follando y poniéndose hasta el culo de coca. Uno no recibe todos los días lecciones valiosísimas para su incipiente educación sentimental. </span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana;">Ha pasado el tiempo, hemos crecido y el cine de PTA también se ha hecho mayor.</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> Ya no hace películas corales ni urbanas. Es lo que normalmente sucede, uno madura, deja la ciudad y se muda al extrarradio. En el caso de PTA, concretamente, al desierto. Y en este paisaje agreste, lleno de predicadores, el cine de PTA se ha sublimado, se ha hecho más magro, como más contaminado de efluvios bíblicos, lo cual quizás no le venga nada mal si pensamos que todas sus películas, con la excepción quizás de la astracanada que es <em>Punch Drunk Love</em>, exploran los claroscuros, los altibajos, los tomaydacas de las relaciones paternofiliales. ¿Acaso no tenía Frank Mackey (el personaje interpretado por Tom Cruise en <em>Magnolia</em>) un padre distante que se estaba muriendo de cáncer? ¿Y no era <em>Boogie Nights </em>algo así como la parábola del hijo pródigo, siempre y cuando el hijo pródigo tuviera la polla más larga de la industria del porno? ¿Y no es <em>There will be Blood </em>la historia del antipadre (el Plainview interpretado por Daniel Day Lewis) y el antihijo (los gemelos Sunday interpretados por Paul Dano)? A pesar de la diferencia en registros, épocas y puntos de vistas, la filmografía de PTA es de una coherencia intachable.</span></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRKMHJo2noFRqslGTtSdjqI1F7K5hZp1bUyequq9B0sncuVld7v_g" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRKMHJo2noFRqslGTtSdjqI1F7K5hZp1bUyequq9B0sncuVld7v_g" width="400" /></a></div>
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<span style="font-family: Verdana;">En <strong><em>The Master </em></strong>volvemos a encontrar esa dinámica de amor-odio que mueve las relaciones que se establecen entre tantos personajes Andersonianos. Freddie Quell (<strong>Joaquin Phoenix</strong>), un ex-marine borrachuzo y rijoso, lleva una vida a la deriva en la América de la posguerra mundial. Todas sus intenciones consisten en coger cogorzas con los menjunjes que él mismo se prepara y en follar, o pensar en follar, twentyfourseven. Es un personaje que da casi tanto asco como el Plainview de <em>There will be Blood</em>. La vida errática de Freddie dará un giro de 180 grados cuando se cruce en el camino de Lancaster Dodd (<strong>Philip Seymour Hoffman</strong>), un señor que se proclama a sí mismo como médico, escritor, físico nuclear y filósofo, y que es el líder de un movimiento pseudoreligioso conocido como la Causa. Se ha hablado ya de que el personaje de Dodd está basado en Ron Hubbard, el fundador de la Cienciología. Pues bien, <em>The Master </em>puede ser visto como la historia fallida de un lavado de cerebro. A lo largo de su relación con Dodd, Freddie irá pasando por distintos estados anímicos: admiración, convencimiento, fe, descubrimiento y desengaño, mientras va reconociendo y asumiendo sus propios demonios interiores. </span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana;">Habrá quién, con toda la razón del mundo, hable del duelo actoral entre Phoenix y Hoffman como una de las grandes bazas de la película, si no la mayor. A mí, sin embargo, ese sintagma, duelo actoral, me suele dar repelús, ya que me hace pensar en actuaciones pomposas, ecuánimes, previsibles. Y esto tiene menos que ver con el método utilizado por los actores para interpretar sus papeles, que con la naturaleza encorsetada de sus personajes. Entre la grandilocuencia de Dodd y el desgarro de Freddie, entre la interacción del padre dominante con el hijo rebelde, pocos momentos hubo en que se me pusiera la carne de gallina, pocos granos de arena se me metieron en los ojos, por mucho desierto que apareciera en pantalla. </span><br />
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<a href="https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRIKiEA3PrqFVn4EVxdrTeK2AlScvlk1mZeolpvJ75zz5lNSaTNnQ" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRIKiEA3PrqFVn4EVxdrTeK2AlScvlk1mZeolpvJ75zz5lNSaTNnQ" width="400" /></a></div>
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<span style="font-family: Verdana;">En fin, que <em>The Master, </em>a pesar de ser una película grandiosa -y pienso en su fotografía en 65mm, en su diseño de época- a mí me parece una película fallida. Después de tanto sermón de Dodd y de tanto mohín de Freddie, uno acaba harto de la fealdad y el aburrimiento de la vida adulta. Por supuesto la culpa de esto es mía, por sentimental. Y es que uno no puede dejar de </span><span style="font-family: Verdana;">echar de menos la exuberancia incandescente de la juventud. </span></div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-87259425554267740612013-02-20T17:32:00.000+00:002013-02-21T20:38:02.869+00:00Zero Dark Thirty<div align="justify">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Nos fuimos al cine y la única sala en la que daban la película que queríamos ver era la llamada "Director´s lounge", una pijada con bar propio, butacas aerodinámicas y confortabilísimas, y una entrada de precio exhorbitante en la que, además del derecho a entrar en la sala, venía incluído un vaso de vino, un cucurucho de patatas fritas y una cajita de chocolatinas obsequio de la casa. Nos sirvieron, entramos, nos acomodamos. Íbamos a ver la cacería de Osama Bin Laden en ficción, es decir, en diferido, y nos daban tapa, bebida y postre, como si estuviéramos en un avión en pleno vuelo transoceánico. Rumbo a América, pensé. No el país, sino el ideal. Saboreé el vino. No estaba nada mal. No pude evitar sentirme como Nerón o Calígula, haciendo tiempo antes de que empezara la función del circo romano con un vaso de caldo entre las manos. Sí, dentro de poco iba a presenciar torturas, muertes violentas, el espectáculo de la carne haciéndose trizas, y tenía un cartucho de patatas fritas sobre una bandeja abatible al alcance de la mano. That´s entertainment. Di otro sorbo a la copa. El sabor era inconfundible. Sabía a decadencia. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana;"><strong><em>Zero Dark Thirty</em></strong>, l<span style="font-family: Verdana;"><span style="font-family: Verdana;">a última película de <strong>Kathryn Bigelow</strong>, transcurre en una década ominosa, aquella que va desde el 11 de Septiembre del 2001 hasta el asesinato de Bin Laden en mayo del 2011. Ambas fechas aparecen en sendas escenas de la película, las cuales resaltan por el gran contraste cinematográfico con el que están rodadas. Si bien la escena del 11 de Septiembre dura apenas un minuto y se nos presenta con una discreta pantalla en pitch black sobre la cual se oyen las voces entrecortadas de las víctimas despidiéndose de sus familiares, la escena de la caída de Bin Laden, clímax de <em>Zero Dark Thirty</em>, está narrada al milímetro y sin elipsis, con visión nocturna y a sangre fría, de tal manera que el espectador tiene la vaga sensación de estar en los pantalones de Barak Obama, en las bragas de Hillary Clinton, y encontrarse frente a un monitor en la Casa Blanca, un 2 de Mayo de 2011, mientras contemplan cómo sus fuerzas especiales le van poniendo puntos suspensivos -con formas de agujeros de bala- a la Historia... </span></span></span><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFTEFelIDjWosh8NRF0F0nqdcDwma9hHmp3EQMKYWDmtrKzGnV8MVs4DFivtLLuwRY2m8EvwkwXzdcfd7o_yVB5BcuSRSNUD7CvBh8x7ZaJfr3eqheRgC0H8Xx7xOedZJ9ekv_Kt-ezXQ/s1600/zero.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="194" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFTEFelIDjWosh8NRF0F0nqdcDwma9hHmp3EQMKYWDmtrKzGnV8MVs4DFivtLLuwRY2m8EvwkwXzdcfd7o_yVB5BcuSRSNUD7CvBh8x7ZaJfr3eqheRgC0H8Xx7xOedZJ9ekv_Kt-ezXQ/s320/zero.jpg" width="320" /></a></div>
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<span style="font-family: Verdana;"><span style="font-family: Verdana;"><span style="font-family: Verdana;">Entre medio de las dos fechas hay diez años, los cuales dan para muchos rollos de película. Pero la Bigelow y su guionista, <strong>Mark Boal</strong>, se concentran en una única línea argumental, la investigación llevada a cabo por Maya (<strong>Jessica Chastain</strong>), una agente de la CIA obsesionada con una sola cosa: atrapar a Bin Laden. Fuera quedan la guerra de Irak o de Afganistán, fuera el sempiterno conflicto palestino, fuera la primavera árabe. Entre el paréntesis de sangre que forman las dos efemérides antes mencionadas, ésto es lo que hay mayormente: 10 años de burocracia. En <em>Zero Dark Thirty </em>se pasan muchas horas en la oficina, rellenando instancias, solicitando favores, inspeccionando ficheros. Es una guerra sucia y sin cuartel. Para recabar datos, se acude a la tortura de prisioneros. Al compulsar una reclamación, uno se encuentra frente a frente con un coche bomba.</span></span></span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana;">El relato que nos entrega Bigelow, sin embargo, es absorbente y de un ritmo acertadísimo. Pasando de puntillas por las reticencias que pueda tener un hipotético espectador, el cual está en su derecho de rechazar todo ese horror tan de telediario de sobremesa, Bigelow se ha concentrado en los hechos, en un puñado de hechos, y nos lo ha narrado con una maestría herodotiana. Queda aquí para la posteridad un nuevo álbum de la Historia contemporánea, mostrándonos su verdadero rostro: las trampas, las vendettas, las luchas de poderes, las infamias, los orgullos heridos, el eterno llanto de las madres. Personalmente, eché de menos más drama, más protagonismo de cada uno de sus personajes, ya que se podía haber aprovechado el potencial fresco humano de la película: los prisioneros de Guantánamo, los agentes del FBI, la Casa Blanca, los terroristas de Al Qaeda, los miembros de las Fuerzas Especiales, el mismísimo Bin Laden. La historia de su captura bien podía haber dado para una serie de televisión, algo así como un cruce entre <em>Homeland </em>y </span><span style="font-family: Verdana;"><em>The Wire. </em>Pero <em>Zero Dark Thirty </em>es la historia de Maya, la flecha que une un 11 de Septiembre con un 2 de Mayo 10 años más tarde, y, como tal, un típico personaje de la filmografía de Bigelow.</span><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2ehs0J3aPBDZOSepTvlcx47Y0atjtDalmRvI9ennmkL-DQwVCIoL__KomK2Wr9BnmfutWD06OwzFX1tfnPA4wUUjgS5z0iT7QNBSFkzxSNsyiUXAr3QVHqfvLkHk8KqSE2u3VttQ5tfI/s1600/zero2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2ehs0J3aPBDZOSepTvlcx47Y0atjtDalmRvI9ennmkL-DQwVCIoL__KomK2Wr9BnmfutWD06OwzFX1tfnPA4wUUjgS5z0iT7QNBSFkzxSNsyiUXAr3QVHqfvLkHk8KqSE2u3VttQ5tfI/s320/zero2.jpg" width="320" /></a></div>
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<span style="font-family: Verdana;">En Maya podemos ver semejanzas con la policía Turner de <em>Blue Steel</em>, al ser ambas mujeres que ostentan cierta autoridad en un mundo eminentemente masculino,<em> </em>y con el sargento James de <em>The Hurt Locker, </em>por esa dependencia ("war is a drug") que la lleva a sacrificar cualquier iniciativa de vida familiar en aras de sus servicio al Estado. Aunque en el caso del sargento James llegábamos a vislumbrar su vida familiar, y cómo ésta lo aburría de la muerte, en <em>Zero Dark Thirty </em>la vida privada de Maya es algo que sospechamos inexistente. Llevando a las últimas consecuencias esa premisa tan de cine americano, según la cual un personaje es el trabajo al que se dedica, Kathryn Bigelow nos dibuja una Maya entregada en cuerpo y alma a su misión imposible. La voluntad obsesiva del personaje, el carácter frío, la pose autosuficiente la emparentan directamente con un Terminator, con la excepción de que Maya cuenta con las hermosas facciones de Jessica Chastain. Como es pelirroja, guapísima, y buena actriz, no pude evitar pensar en su actuación como la de una Julia Roberts con vis dramática, o la de una Julianne Moore metafísica. Quizás el rasgo más destacable de la Chastain sea la contención, esos momentos -hay un puñado de ellos en <em>Zero Dark Thirty-</em> en los que está callada y mirando, y uno apenas llega a entrever toda la turbulencia oculta en su interior. Pienso en la última escena de la película, que nos muestra a una Maya de vuelta a casa, una vez cumplida la misión que le ha costado 10 años de su vida. Esos ojos, ¿qué es lo que ven? Esas lágrimas, ¿por quién se está derramando? La agente Maya vuelve a casa después de todo ese tiempo e intuye, o quizás sabe ya, como el sargento James de <em>The Hurt Locker</em>, que ese lugar no existe. ¡Ah, la vida con el enemigo es mejor que la vida sin éste! Y si no que se lo digan al protagonista de la siguiente noticia:</span><br />
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<a href="http://internacional.elpais.com/internacional/2013/02/11/actualidad/1360619425_938030.html">http://internacional.elpais.com/internacional/2013/02/11/actualidad/1360619425_938030.html</a><br />
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Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-87439739313560278102013-01-14T23:52:00.001+00:002013-06-23T00:13:56.697+01:00Una pistola en cada mano<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Año nuevo, viejas crisis de la masculinidad. Los hombres ya no se empalman, ya no educan a sus hijos, ya no se van muriendo como lo hacían nuestros bisabuelos. <strong>Cesc Gay</strong>, al que seguíamos un poco desde los adolescentes pajilleros de <em>Krámpack</em>, se hace eco de lo que un puñado de cuarentones tiene que decirnos en los albores de la pitopausia. El resultado es una película con un título tan tonto como equivocado, <em>Una pistola en cada mano.</em> Equivocado porque esta película es de todo menos beligerante. Hay mucho diálogo que no llega a ninguna parte, eso sí, que por algo está hecha y ambientada en Cataluña. Y el cine catalán siempre ha dado muestras de más palique y teatralidad que el cine hecho en el resto de España. Cesc Gay, heredero no tanto del cine de Ventura Pons como de las adaptaciones que éste hizo de obras de Sergi Belbel y Quim Monzó, nos trae unas estampitas dialogadas donde el humor, el absurdo cotidiano y una levísima amargura van dejando sus sedimentos en cada una de las réplicas y contrarréplicas que los personajes de <em>Una pistola en cada mano</em> se van lanzando unos a otros, como si fueran lanzadores de sables puestos frente a frente.</span><br />
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<span style="font-family: Verdana;">Esta obra no es por tanto una radiografía generacional (como quizá lo fuera o tuviera intención de serlo <em>En la ciudad</em>) y se conforma con marearnos un poco la perdiz de la masculinidad. Una hipotética estadística sobre los hombres en los cuarenta usando los personajes de esta película daría un resultado espeluznante: del 100% de la población heterosexual que ronda los cuarenta (no hay gays en la película de Gay) el 33.3% tiene crisis de identidad, el 33.3% tiene crisis de pareja, y el 33.3% restante tiene crisis de poder (económico, sexual o parental). Cesc Gay hilvana fino el perfil de sus protagonistas, lo que vemos es lo que hay, y lo que hay es, cuando menos, patético: cornudos, neuróticos, inseguros, divorciados, adúlteros, estupefactos, infantiloides. Los elementos para una comedia redonda están ahí. La carcajada llega inevitable, fulminante, repetidas veces. Sin embargo el resultado final deja un poco que desear.</span><br />
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<span style="font-family: Verdana;"> <a href="http://t2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTk6IV_pv548OZvRYr1fZglOpwN8ycKX6_yu0EuyZHdFKuZm4t7" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="172" src="http://t2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTk6IV_pv548OZvRYr1fZglOpwN8ycKX6_yu0EuyZHdFKuZm4t7" width="320" /></a> </span><br />
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<span style="font-family: Verdana;">En <em>Una pistola en cada mano </em>se plantean varias situaciones interesantes (el divorciado que quiere volver con su mujer, el hombre casado que quiere echar una cana al aire con una compañera de trabajo , el cornudo enfrentado al amante de su mujer) pero, a la hora de la verdad, los conflictos quedan sin resolverse, y las escenas queman toda su pirotecnia en la chispa de los diálogos. Dicho esto, los personajes de la película tienen una soltura y una cercanía, que nos hace interesarnos por sus historias o sus histerias casi inmediatamente. Esto se debe a la gran labor de guionista de Gay pero, sobre todo, al elenco de actores, que pone en pie un fresco de personajes sustanciosos, tan elocuentes como desvalidos. Todos están bien, pero a mí me cautivaron especialmente las interpretaciones de Eduard Fernández, por su actitud chulesca en un personaje al que le venía que ni pintada, y la de Javier Cámara, por su sempiterna calidez.</span></div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-56311919379804911472012-12-19T17:57:00.001+00:002012-12-20T19:43:43.751+00:00Seven Psychopaths<div align="justify">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El siete es un número muy cinematográfico, basta con ponerlo en un sintagma junto a algo rimbombante, una esdrújula o un tetrasílabo (magníficos, samurais, enanitos), y tienes taquillazo seguro o, como mínimo, una obra maestra. El siete es tan chulo que incluso sólo y a pelo arrasa: <em>Se</em><em>7en</em>. Y es que no hay nada como la anticipación justa, el número fetén que te anuncia la trama por venir sin entrar en exageraciones (<em>55 días en Pekin, 7.000 días juntos</em>) ni en medias tintas (<em>Nueve semanas y media, Ocho y medio). Los tres Caballeros, Dos Supersuperesbirros,</em> <em>Un tranvía llamado deseo,</em> <em>Cero en conducta:</em> putos hitos cinematográficos. Sí, lo sé. Esto que acabo de decir, lo miren por donde lo miren, es una perogrullada más con la que iniciar un post. Pero, por favor, sigan leyendo.</span><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPREBglWKn_lRueIT7ji-WKHnONhNbE_Jj4QQ_XPoVVhkGajupMwyT0-gs_YScv9a-C-L5jHHNDOc1Yx0AYbwn5pV0CTDTC_ORthi-J92PdV-kDklG5stTg6DB-rooIbpuzQc1EVZBA_4/s1600/7poster.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPREBglWKn_lRueIT7ji-WKHnONhNbE_Jj4QQ_XPoVVhkGajupMwyT0-gs_YScv9a-C-L5jHHNDOc1Yx0AYbwn5pV0CTDTC_ORthi-J92PdV-kDklG5stTg6DB-rooIbpuzQc1EVZBA_4/s1600/7poster.jpg" /></a><span style="font-family: Verdana;">Ni mucho, ni poco, ni para comerse el coco, <em>Seven Psychopaths </em>es la nueva película de <strong>Martin McDonagh</strong>, guionista y director de cine irlandés, que ya nos salpicó la jeta de sesos y mala baba con <em>In Bruges. </em>Hago hincapié en la nacionalidad de este señor porque <em>Seven Psychopaths</em> va de un guionista de cine irlandés llamado Marty (<strong>Colin</strong> <strong>Farrell</strong>) que tiene entre manos un nuevo proyecto titulado<em> "</em>Seven<em> </em>Psychopaths". Ojito con las autoreferencias, que las carga el diablo. Marty se las ve y se las desea para llevar a buen puerto un guión del que solo tiene el título y uno de los personajes (uno de los siete psicópatas prometidos). Además de eso, Marty tiene un problema con la bebida y un amigo algo tarambana, Billy (<strong>Sam</strong> <strong>Rockwell</strong>), quien al parecer trabaja como actor ocasionalmente. Pero, en realidad, la fuente de ingresos de Billy es un negocio clandestino de secuestro de perros, que Billy lleva a cabo junto a su socio Hans (<strong>Christopher Walken</strong>). La cosa va así: un perro "desaparece", su dueño o dueña hinunda la ciudad de cartelitos con las fotos de la mascota, Hans acude con el perrito al que "se encontró por casualidad" y se lleva la recompensa económica. La práctica al parecer es común y se denomina dognapping. Creo que no hace falta añadir que todo esto (los perros secuestrados, los numerosos psicópatas) está ambientado en L.A. Total, el negocio de Billy y Hans (y la vida de ambos) entra en peligro cuando deciden secuestrar la mascota de Charlie (<strong>Woody</strong> <strong>Harrelson</strong>) un gangster psicopático que se comporta como un carnicero con sus congéneres y como un peluquero con su perrito. Hasta aquí, a grosso modo, el dramatis personae y el planteamiento.</span></div>
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<span style="font-family: Verdana;">El hilo conductor de la película parece ser entonces dos actividades que pueden parecer igual de estresantes y que, a todas luces, deberían ser incompatibles: la escritura de un guión cinematográfico y la lucha por la supervivencia. Si estás escribiendo no puedes estar también intentando salvar tu vida. Hay gente que confunde las dos actividades y así les va. O sobrevives y escribes bodrios o mueres con una obra maestra a tus espaldas. McDonagh nos propone un punto intermedio y se queda tan fresco. Para ello, hace que la mayoría de las decisiones y puntos de giro de la película sean tomadas o elucubrados por Billy. Es él quien pone un anuncio en el periódico para proveer a Marty con psicópatas para su guión (anuncio al que responderá el psicópata interpretado por <strong>Tom Waits</strong>); es él quien decide huir al desierto y quien, llegado el momento, decide invitar a Charlie a que venga a dicho lugar a por ellos. Billy es un hijo de puta nihilista para quien la vida no vale nada (pero de manera distinta a Pablo Milanés) y para quien el cine, el arte, es sinónimo de blockbuster cliché de Hollywood. Holy shit. ¿Soy yo o Sam Rockwell es un actor irritante que hace que sus personajes irritantes sean aún más irritantes todavía? Es como un joven Jack Nicholson medicado con Ritalin. Lo que, por supuesto, no ayuda a la digestión de la película. Cabría pensar que Billy es en realidad una parte de la psique del guionista McDonagh (aquella que aporta el humor negro y las acciones salvajes en sus películas), y que se complementaría con los elementos aportados por el personaje de Marty (las inseguridades, el miedo, toda esa mierda de la fragilidad del artista, la vocación). Colin Farrell aporta su pose atormentada y rebelde a un personaje, el guionista de Hollywood, que rara vez se puede permitir ser ambas cosas. Eso sí, su mirada perruna hace juego con los animales que aparecen en la trama de la película. Woody Harrelson saca partido de su talentosa vis cómica y Christopher Walken, bueno, ya sabemos que Christopher Walken es dios. </span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8rMGXeg6X7JU0bvVeGDfPFaYlTdzJ2VETOOjCpzDQoMW6-f50hP7ouMbJUEqYcTzlGGwSXARaVpA4-WZgDr6W9n5RqRBdcyNqUgcUUSPznQLqht9rpEPdteLgLafQm7GQORgHx6YxR08/s1600/7sam.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8rMGXeg6X7JU0bvVeGDfPFaYlTdzJ2VETOOjCpzDQoMW6-f50hP7ouMbJUEqYcTzlGGwSXARaVpA4-WZgDr6W9n5RqRBdcyNqUgcUUSPznQLqht9rpEPdteLgLafQm7GQORgHx6YxR08/s1600/7sam.jpg" /></a><span style="font-family: Verdana;">Al parecer la intención de McDonagh al hacer <em>Seven Psychopaths </em>era la de parodiar el cine pulp de Hollywood, pero eso era algo que ya había logrado de manera más sutil, y muchísimo más divertida, con <em>In Bruges.</em> Aquí, con ese 7 en el título uno se encuentra con un guión más encorsetado, y la mitad de los psicópatas entran en la historia con calzador. No en vano, su escritura fue, cronológicamente, previa a la del guión de <em>In Bruges </em>y, en ciertos momentos, parece ser un esbozo de ideas que mas tarde se desarrollarían en éste: la amistad paternofilial que se insinua entre Marty y Hans parece ser un reflejo de la amistad entre los personajes de Farrell y Gleeson en <em>In Bruges, </em>por ejemplo. Todo en sí no parece ser más que un desacertado ejercicio de estilo. A mí me chocó sobremanera el hecho de que cada psicópata viniera presentado con su nombre y su número en el cómputo total tecleado en la pantalla, un poco a lo Guy Ritchie. Por no mencionar el giro del guión en el que Marty se va con dos secuestradores de perros a escribir el guión de su película al desierto. ¡Venga ya no me jodas! Ni que McDonagh fuera ahora Gus Van Sant. </span></div>
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana;">Desde que el sempiterno Tarantino saliera al ruedo (y quizás bastante antes con los hermanos Coen), el género pulp ha sido bastante dado a la autoparodia. O más bien, se ha aprendido a mezclar las balas con las carcajadas. En <em>Seven Psychopaths, </em>el siete del título sirve además para orientar al espectador en sus expectativas. Hay unos cuantos más balazos que siete, y unas cuantas menos carcajadas. Si quieren ver una película en la que salgan perros y pistoleros y especímenes de Hollywood, y que además tenga un número en el título, alquílense o descárguense <em>Two days in the valley, </em>de John Herzfeld. Posiblemente se rían más, que es de lo que se trata.</span></div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-83250421916121695152012-11-29T00:27:00.002+00:002013-05-01T23:03:20.190+01:00Holy Motors<div align="justify">
<span style="font-family: Verdana;">"La belleza de un acto se encuentra en el ojo del espectador"</span><br />
<span style="font-family: Verdana;">HOLY MOTORS</span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Hay ciertas películas que son como una droga. Consumirlas constituye una experiencia única, gracias a la cual descubrimos la realidad desde una perspectiva nueva y diferente a como la habíamos conocido hasta entonces. El despertar sensorial, la estimulación intelectual, el desbordamiento de la imaginación y la memoria son efectos que, en última instancia, serán vividos o no según la predisposición subjetiva que el espectador tenga hacia ciertos paraísos artificiales. A Woody Allen, por ejemplo, la farlopa le hacía estornudar. Pienso en el cine de arte y ensayo, el gran mercado negro para este tipo de películas. Puras, adulteradas, naturales, de diseño. En los últimos años he tenido ocasión de trapichear con el opio soporífero de Apichatpong Weerasethakul, la ayahuasca metafísica de Terrence Malick, el éxtasis de diseño de Gaspar Noé. No siempre producieron el efecto deseado, no siempre le sentaron bien a este cuerpo ya tan echado a perder. Pero ese es el riesgo que se corre cuando uno se da un garbeo por el lado más bestia del cine. En la jerga que utilizamos en mi barrio, a la droga, ya sea esnifada, chutada, fumada o chupada, se la conoce como mierda. "Está así por to la mierda que se mete", "Esto ni es mierda ni es ná", o, "Prueba esta mierda que vas a flipar". </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Es con esta última frase, descarada, generosa, epicúrea, callejera, con la que me gustaría introducir <strong><em>Holy Motors</em></strong>, la última creación del director francés <strong>Leos Carax</strong>.<em><strong> </strong></em></span></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzgIZq0wLAaBN6V2r51WGb-ye5xeapuMoNA6PmjLtB2OIAjGobtNQysOiBFhe7dQKVNP4aaB2EaEHZQZqz0tQRfZAMiNzg1MZ4VquNTsXpLWSPKqdeZRUvNMcVET2GqffsIbfQogX5ekw/s1600/holy+motors+dance.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzgIZq0wLAaBN6V2r51WGb-ye5xeapuMoNA6PmjLtB2OIAjGobtNQysOiBFhe7dQKVNP4aaB2EaEHZQZqz0tQRfZAMiNzg1MZ4VquNTsXpLWSPKqdeZRUvNMcVET2GqffsIbfQogX5ekw/s400/holy+motors+dance.png" width="400" /></a></div>
<br />
<br />
<span style="font-family: Verdana;">"Tengo un plan: volverme loco"</span><br />
<span style="font-family: Verdana;">HOLY MOTORS</span><br />
<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Con un pie en la tradición más académica y el otro en la innovación más transgresora, el cine de Leos Carax se erige como un heredero directo tanto del Surrealismo como de la Nouvelle Vague, al ejemplificar como pocos, en sus inclasificables películas, algunos de los principios, tics e intenciones de ambos movimientos. Carax es un <em>auteur</em> en toda regla, dueño de una mirada inconfundible, creador de un universo personal, aunque básicamente francés, donde el amor fou, la joie de vivre y un je ne sais quoi esencialmente fatalista se combinan para tejer historias tan vibrantes como irritantes. En su cine, la imaginación predomina por encima de la razón, y el juego (o la gamberrada o la anarquía) por encima del orden. Siendo su apuesta una apuesta total por el Arte, no es de extrañar que, a veces, las intenciones de Carax parezcan estar difuminadas entre la valentía y la desfachatez. Reconozco que a mí me ha maravillado y me ha dejado perplejo a partes iguales, a veces durante la misma película, a veces durante <em>la misma escena</em>, lo que, por supuesto, no le debe restar mérito alguno. Antes bien, al contrario. Con <em>Holy Motors</em>, sin embargo, me he quedado completamente enganchado a una experiencia que es esencialmente cinematográfica, pero que va más allá, porque es también un happening, una deconstrucción onírica, una visión mística, una alucinación dramatúrgica, y tantas otras cosas más. <em>Tronco, mira las luces</em>. Centrémonos, por favor. ¿Quién quiere un poco de <em>Holy Motors</em>?</span></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Veamos, el señor Leos Carax se despierta una noche -duerme con su perro-, enciende un cigarrillo y se levanta, un poco zombi todavía. Se encuentra, a todas luces, en la habitación de un hotel. Al abrir las cortinas descubre que el hotel se halla junto a un aeropuerto. En el audio, como es lógico -como será lógico en esta película-, se oyen los graznidos de las gaviotas y el pitido de los buques. ¡Ay, Leo! ¿Qué nos vas a dar? Pues esto: voy a abrir una puerta secreta con una llave que está hecha de carne y hueso porque <em>es una extensión de mi dedo índice</em>, y os voy a mostrar algo que nunca habíais visto antes, y si ya lo habíais visto me da igual y no importa. Llegados a este punto (minuto 3.45 o así de la película) al espectador le quedan dos alternativas: aceptar las reglas de un juego irracional y disfrutarlo o resignarse a pasar una velada quizás demasiado chocante para su gusto. </span><span style="font-family: Verdana;">El protagonista total de <em>Holy Motors </em>es un tal Monsieur Oscar (interpretado por un proteico e inconmensurable <strong>Denis Lavant</strong>) quien se pasea por París en una limusina/camerino, adoptando diversas identidades a lo largo de lo que parece ser un día de trabajo. Parte del misterio de <em>Holy Motors</em> reside en la incógnita de quién es realmente este señor. ¿Se trata de un dios, de un demiurgo o es simplemente un actor francés? En una sucesión de escenas que no dan tregua (con un estimulante interludio musical incluido), Monsieur Oscar dará vida a, entre otros personajes, un señor de negocios que abandona su casa por la mañana temprano, una anciana que pide limosna en un puente de París, una especie de duende maligno, priápico y terrorista llamado Merde, un asesino asesinado, un padre que recoge a su hija adolescente de una fiesta, un anciano moribundo... Monsieur Oscar no se limita a interpretar estos personajes ante nuestros ojos, sino que se convierte realmente en ellos durante un breve intervalo de tiempo, para luego abandonarlos y convertirse, en carne y hueso, en el siguiente. Digamos que su puesta en escena tiene menos de Mortadelo que de Zelig. Al final de la jornada, y tras un largo periplo por catacumbas, garages y lechos de muerte, Monsieur Oscar volverá a su hogar donde le esperan sus seres queridos: un grupo de primates. Y Céline (<strong>Edith Scob</strong>), su chófer y secretaria, devolverá la limusina a un inmenso parking de los suburbios que ostenta el misterioso nombre de "Holy Motors".</span></div>
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJsZfd-r3LUGTeiTK5VmXRG9G5TLTGb24dmLxmvACrxh8594LQ7uozxAjM9Pm8H1chPGsHlm9nyMHqeZM3myUF_SymKwRIbsLdkTUzUqVkljv4PQTEb51e8M-_7K0bsAqTWoN8VXpDCIc/s1600/holy+motors+flowers.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJsZfd-r3LUGTeiTK5VmXRG9G5TLTGb24dmLxmvACrxh8594LQ7uozxAjM9Pm8H1chPGsHlm9nyMHqeZM3myUF_SymKwRIbsLdkTUzUqVkljv4PQTEb51e8M-_7K0bsAqTWoN8VXpDCIc/s400/holy+motors+flowers.png" width="400" /></a></div>
<br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana;">"Creo que me resfrié al matar al banquero"</span><br />
<span style="font-family: Verdana;">HOLY MOTORS</span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">Paradójicamente, resulta difícil resistirse a la búsqueda de un sentido en una película que quizás carezca totalmente de este. Trabajo inútil porque en el caso de <em>Holy Motors</em> el sentido es lo de menos. Al menos desde un punto de vista narrativo. Como obra poética, en cambio, <em>Holy Motors </em>tiene cualquier sentido que le quiera dar el espectador. Porque la realidad poliédrica, sorprendente e inagotable que nos regala se presta al juego de las libres asociaciones. No en vano, <em>Holy Motors </em>puede ser vista como un genial e inmenso cadáver exquisito, un poema visual surrealista creado colectivamente donde cada uno de los participantes añade una secuencia sin tener idea de lo añadido por el participante anterior. En este caso el resultado es una de las mejores películas del 2012 (la mejor según Cahiers de Cinema, quién si no): irreverente, brutal, desternillante, única. Un discurso alegórico sobre el proceso de creación. Una carta de amor rabioso al cine. Una colección de tomas falsas de la película <em>Cosmopolis</em>. Una droga nueva, psicotrópica y fulminante que provoca en sus consumidores midriasis y una rara alegría de estar vivos. No se pierdan esta mierda.</span></div>
<span style="font-family: Verdana;">.</span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjd3wrZ9CRCwKdU_7Bb63jtalpR-10h_rPZ-PH9PYwTJmWjAT33c0v-JSbqM9n-I93OKAKVBmpHdFZz_D-E1ejobhRUgehwbDEZPF9T9TzwTh67JTF69KQ_AkYT3BuEqquCI2mzzRcrYcs/s1600/holy+motors+cars.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjd3wrZ9CRCwKdU_7Bb63jtalpR-10h_rPZ-PH9PYwTJmWjAT33c0v-JSbqM9n-I93OKAKVBmpHdFZz_D-E1ejobhRUgehwbDEZPF9T9TzwTh67JTF69KQ_AkYT3BuEqquCI2mzzRcrYcs/s400/holy+motors+cars.jpg" width="400" /></a></div>
</div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-27148072264871877082012-11-13T23:14:00.001+00:002013-01-09T23:20:30.228+00:00The Dark Knight Rises<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">1. Ext. Monte Neo-Rushmore. Día. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;"></span><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">Sobre la pantalla aparece la siguiente inscripción: "Monte Neo-Rushmore. Año 2037". Al fondo, un coloso pétreo ostenta, esculpidas, </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">las cabezas de Alfred Hitchcock, Michael Mann y David Fincher. Hay una cuarta cabeza, oculta por una monstruosa sábana blanca que, a duras penas, la envuelve. Parece una ocurrencia del artista plástico Christo. Pero no es así. Al final de un dispositivo de cuerdas y poleas vemos a un señor con unas enormes tijeras que parece estar aguardando una señal para cortar la cuerda y desvelar a quien pertenece la cuarta cabeza. En primer plano hay un palco y, en el palco, un SEÑOR de unos sesenta años sujeta unos papeles. Parece algo nervioso. Entonces escuchamos al maestro de ceremonias decir el nombre de "<strong>Christopher Nolan</strong>". Se oyen aplausos del público congregado frente al monte Neo-Rushmore. El señor sesentón se levanta de su asiento y, con visible emoción, se acerca al estrado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span><br /></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">CHRISTOPHER NOLAN</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Yo nací, perdonadme, con los videojuegos. Quizás por ello, </span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">mi vida ha estado marcada por una voluntad que podríamos catalogar </span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> como lúdica y paranoide, una voluntad científica, </span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">que ha buscado denodadamente la fórmula secreta para reconstruir </span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">aquello que sólo nos es dado en los sueños: </span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">una realidad troquelada, inabarcable, adrenalítica, </span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">la cual se nos antoja frágil por la inevitabil</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">idad del game over</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">. </span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Mi único compromiso, por lo tanto, ha sido un compromiso con lo imposible. </span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Digamos que yo admiro a Hitchcock, y que para mí es un honor</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">estar ahí arriba con él. Pero incluso Hitchcock ha hecho</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">películas que me han desengañado.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Si pensamos en </span><i style="font-family: Verdana, sans-serif;">Vértigo</i><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">, por ejemplo, nos damos cuenta </span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">de que va de </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">hombre que persigue a una mujer,</span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">¡durante una hora!</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Sí, calles y puentes y cementerios de San Francisco, todo muy bien, muy emocionante y muy macabro, pero no deja de ser una cámara que sigue a un hombre que sigue a una mujer. De ahí al cine de Reygadas o al cine de Kiarostami hay un paso. Demasiados tiempos muertos. Demasiado aburrimiento. Y el aburrimiento es demasiado convencional. </span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Yo no estoy interesado en desengañar a nadie, yo sólo quiero engañar.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">No recuerdo bien donde leí que "la fornicación y los espejos son abominables porque multiplican la humanidad". Y yo añado que la humanidad es abominable porque multiplica la mentira. Y la mentira es el caos.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">Fíjense en la paradoja. El caos es el enemigo contra el que luchan los protagonistas de mis películas, ya sean detectives, magos o superhéroes.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">Pero, al hacerlo, reivindican el arte de la mentira.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">Entonces, ¿quién es realmente el enemigo?</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">El enemigo es el aburrimiento, el cual</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> está en todas partes: en nuestra imaginación, en las ciudades, </span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">en los domingos del adolescente. </span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">El enemigo es el aburrimiento</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">y mi misión, humildemente,</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">-o sin humildad, ya conoceis</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">los presupuestos de mis películas-,</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">ha sido acabar con él.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El</span> <span style="font-family: Verdana, sans-serif;">público</span> <span style="font-family: Verdana, sans-serif;">aplaude, arrebatado.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div align="justify" style="text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;"></span><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;"></span><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">2. Int. Mesa de Montaje. Día</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;"></span><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">Sobre la pantalla aparece la siguiente inscripción: "Sala de montaje de los estudios Warner Bross. Año 2011". CHIRSTOPHER NOLAN y su MONTAJISTA se hayan sentados frente a cinco pantallas. En cada pantalla, una imagen congelada: Catwoman (<strong>Anne Hathaway</strong>) con una pierna al aire, dándole una patada a un facineroso; Bruce Wayne (<strong>Christian Bale</strong>), vestido con unos andrajos, agarrado como un alpinista a una pared de piedra; una multitud sucumbiendo al pánico; el comisario Gordon (<strong>Gary</strong> <strong>Oldman</strong>) hablando por un walkie-talkie; Bane (<strong>Tom</strong> <strong>Hardy</strong>) con los brazos en cruz, dispuesto a iniciar el apocalipsis. El montajista resopla y se seca el sudor de la frente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">CHRISTOPHER NOLAN</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">(mirando al montajista con reprobación)</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">¿Y bien?</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">MONTAJISTA</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">Pues usted me dirá. Tenemos cinco líneas de acción en suspenso, </span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">300 minutos de metraje por montar y ya llevamos</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">2 horas de película.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">CHRISTOPHER NOLAN</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">Tú corta y calla, que para eso te pagamos.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">MONTAJISTA</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">Yo corto todo lo que usted quiera, pero</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">eso se va a notar.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">CHRISTOPHER NOLAN</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">¿En qué se va a notar?</span><br />
<span style="font-family: Verdana;">¿En que la acción se hará aún más trepidante?</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">MONTAJISTA</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">A más trepidación, menos sentido tendrá la película.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">CHRISTOPHER NOLAN</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">Tú no te preocupes por el sentido.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">Al fin y al cabo, esto no es más que un</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">blockbuster metafísico.</span></div>
<div style="text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">MONTAJISTA</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">Okeydokey.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">El montajista pulsa un botón y las imágenes se ponen en movimiento.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmJGYUKJVpycuS8QdSjBRsr_ClRnf94h-xseiS5wuxRXLbnKjtF7e5e_sVtD0JcdFDW3xO12rr9JCwpVMsXMvZay5p1PUu4uaQaTfNfVLcwzIqhNUz4FWdMBWhi34GGq2WJwvcda0eOxU/s1600/dark+knight1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmJGYUKJVpycuS8QdSjBRsr_ClRnf94h-xseiS5wuxRXLbnKjtF7e5e_sVtD0JcdFDW3xO12rr9JCwpVMsXMvZay5p1PUu4uaQaTfNfVLcwzIqhNUz4FWdMBWhi34GGq2WJwvcda0eOxU/s400/dark+knight1.jpg" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">3. Ext. Gotham City. Noche</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;"></span><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">Sobre la pantalla aparece la siguiente inscripción: "Gotham City. Año 2012". Una tormenta apocalíptica asola la ciudad. Hay calles empantanadas, comercios cerrados a cal y canto, barrios ardiendo por culpa de los cortocircuitos. Los taxis están cobrando el triple de su tarifa habitual. La señal de Batman está, al igual que muchos edificios, apagada hasta un futuro aviso. Un teléfono suena en la noche. Se oye como alguien levanta el auricular y una voz inglesa archiconocida pregunta: "Residencia de Bruce Wayne, ¿quién llama?" Al otro lado del aparato, una voz metálica dice algo. La voz archiconocida responde: "Lamento que el señorito Wayne no se halla en estos momentos en Gotham City. Un asunto urgente le tiene retenido en Bora Bora". Se vuelve a oir la voz metálica. Respuesta: "No se preocupe. Le pasaré el recado al señorito en cuanto vuelva de sus vac..., de sus negocios". Se oye el chasquido del teléfono al colgar. En el parque, los árboles se inclinan hasta casi besar el suelo. En el puerto, inmensas olas levantan a los buques en la noche. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> <span style="font-family: Verdana;">4. Int. Plató de "Socorrito". Día</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Sobre la pantalla aparece la siguiente inscripción: "Plató de "Socorrito". Año 2014". En el centro del plató se halla <strong>Joseph Gordon-Levitt</strong> vestido de ROBIN. A su lado, el PRESENTADORZUELO se lleva el dedo a la boca y sonríe picaronamente a la cámara. Frente a él, un grupo de COLABORADORES animan el cotarro como mejor saben: tocando la bandurria, bebiendo vino a morro, tirándose pedorretas. En un ataque de inspiración, uno de ellos (una mujer pintarrajeada) se levanta y empieza a bailar el Asherejé. El público aplaude. Robin intenta ignorar todo esto como buenamente puede.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">PRESENTADORZUELO</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">A ver, Robin, ¿es cierto eso que dicen</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">de que Batman es activo y tú eres pasivo?</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">ROBIN</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">No sé de qué me habla. Batman es un superhéroe</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">y yo siempre he sido su colaborador. Lo que he venido</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">a denunciar a este programa es el ninguneo que</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">se hizo a mi imagen en la última</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">reencarnación del personaje. Todos</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">tenían una implicación más directa con</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">las actividades de Batman que yo.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">Si hasta Catwoman le ayudó a</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">salvar el mundo mientras a mí</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">me dejaron plantado en un puente.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">PRESENTADORZUELO</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">¿Es cierto entonces que Batman te propuso</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">hacer un trío con Catwoman y que tú te negaste?</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">ROBIN</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">¿Qué? ¿De qué...?</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">No sé de donde diablos saca su información.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">Mire usted, si conoce la figura de Batman,</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">estará de acuerdo conmigo en que su gran época</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">dorada fueron los años 60,</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">cuando se rodó la serie de TV creada</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">por William Dozier, y en la que yo tuve un</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">papel destacado en la lucha de Batman</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">contra el crimen.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">UN COLABORADOR</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">A mí me ha dicho uno de mis informantes</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">que lo que más te dolió de <strong><em>The Dark Knight Rises</em></strong></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">es que no te dieran una oportunidad </span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">para ponerte tu traje de superhéroe.</span></div>
<div style="text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">PRESENTADORZUELO</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">¿Es cierto que te va el rollo "leatheron?"</span></div>
<div style="text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">ROBIN</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">¡¿Cómo?! </span><span style="font-family: Verdana;">Oiga, ¿no será usted un compinche del Joker?</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">PRESENTADORZUELO</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">No, yo soy un periodista independiente.</span><br />
<span style="font-family: Verdana;">(dirigiéndose a cámara)</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">Parece que Robin está un poco cohibido.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">A ver si con la visita de su ex-compañero de piso,</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">un mozo de Parla,</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">se nos suelta un poco más.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;">Pero eso será después de la publicidad.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div align="justify" style="text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">Un colaborador, en un gesto obsceno, simula hacer una felación. El público ríe. El público siempre ríe.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">5. Int. Vivienda de un bloguero. Noche</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;"></span><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">Un cuarto desordenado y semioscuro. Una sombra teclea en un portátil lo que parece ser una entrada de blog. En la pantalla se puede leer el siguiente texto:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;"></span> </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">"...En definitiva, y a pesar de todo, <strong><em>The Dark Knight Rises</em></strong> cierra con nota una trilogía que viene marcada por la tragedia. Pasará el tiempo y del Batman de Nolan quedará su aliento épico, su pesimismo post 09/11, su ética visionaria al postular que el heroismo verdadero debe de estar basado en una actitud cívica. También quedará, como en casi toda la filmografía de Nolan, un puñado de imágenes inolvidables. Me quedo con la siguiente:<strong> Anne Hathaway </strong>embutida en un mono negro, tocada por una luz crepuscular, conduciendo la Batpod a toda leche por avenidas vacías o muertas". </span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana;">La sombra deja de teclear, pulsa "Publicar" y apaga el ordenador. Todo queda a oscuras. Sobre la pantalla aparece la siguiente inscripción: "To be continued".</span></div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-9678316481918244042012-11-07T14:29:00.000+00:002012-11-07T14:49:48.430+00:00Barbara<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">¡Viva Alemania! Esta exclamación, que en el contexto político actual podría sonar a reaccionaria, aquí, en este catecismo personal de filias y fobias, suena a lo que realmente es: una manera bastante chusca de remediar un olvido injusto. ¿Por qué nunca hablamos del cine alemán? ¿Acaso no es, junto con el italiano, la gran esperanza audiovisual europea del siglo XXI? El cine francés es demasiado autocomplaciente, el británico demasiado americano, el español es una entelequia. Y aquí está Alemania, haciendo películas con la misma eficiencia con la que hacen coches, con planteamientos originales, con lucidez histórica, con variedad temática y estilística, con gancho comercial. Ya es hora de poner remedio a esta injusticia. Me calo la boina y me miro al espejo: "Ich bin ein Berliner". El espejo me responde con la misma monserga de siempre: "<em>Are you talking to me?". "</em>¿A quién si no, hijo, a quién si no?"</span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><strong><em>Barbara</em></strong>,<strong><em> </em></strong>la película que nos ocupa hoy, está afiliada a los parámetros estéticos de la Escuela de Berlín, una corriente cinematográfica que nos ha dado películas que aspiran a ser seriotas y trascendentales. No en vano, <em>Barbara </em>está dirigida por <strong>Christian Petzold</strong>, uno de los primeros directores a los que se vinculó a esta corriente, y cuya carrera cinematográfica ofrece un claro ejemplo del espectro de resultados que se puede esperar de aquella. En el peor de los casos, uno se puede hallar con películas encorsetadas y recalcitrantes -según palabras del director Oskar Roehler-; en el mejor, el espectador descubrirá que, a pesar de una puesta en escena sobria, una película puede enganchar por la simple fuerza de sus personajes, normalmente seres atormentados por tribulaciones de diversa índole.</span><br />
<br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">En este caso nos encontramos con Barbara (<strong>Nina</strong> <strong>Hoss</strong>), una médico recientemente liberada tras una temporada en prisión, que es enviada a un Hospital provincial, un lugar donde podrá tanto ejercer su profesión como, en cierta forma, seguir cumpliendo condena. Estamos en 1980, y Barbara está en el ojo de mira de la Stasi, la policía secreta de la Alemania del Este. Muy pronto se pondrá también, aunque por motivos diferentes, en el ojo de mira de André (<strong>Ronald</strong> <strong>Zehrfeld</strong>), médico jefe del Hospital, soltero y buena gente. Barbara le ignora, por supuesto, porque tiene otras cosas en mente, entre ellas un amante secreto y una posibilidad de escapar a Dinamarca de manera clandestina. Con un panorama así, y teniendo a la Stasi haciendo visitas sorpresas a su apartamento, lo último que tiene Bárbara en mente es devolver las miradas de cordero degollado que le lanza André. Pero todo se andará, porque un Hospital es un lugar muy romántico, por donde pululan enfermos como Stella, una chica escapada de un campo de concentración cercano, o Mario, un paciente al que habrá que operar a vida o muerte. </span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhohnfcq27m8VqiYkMS8A3Z6mxaTaAULG9vcLEGyiAMLIVqH7dfW1_02hyphenhyphenNH20qqZ6vcwHdzBx0CgVxAdkZKcAqLDspLwo6Ds1PTFjKtPrXH0wDBANuRl9QVGwvLVkw_rM5VnnTvTSQLr0/s1600/barbara.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhohnfcq27m8VqiYkMS8A3Z6mxaTaAULG9vcLEGyiAMLIVqH7dfW1_02hyphenhyphenNH20qqZ6vcwHdzBx0CgVxAdkZKcAqLDspLwo6Ds1PTFjKtPrXH0wDBANuRl9QVGwvLVkw_rM5VnnTvTSQLr0/s400/barbara.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Dirigida con una sobriedad casi monacal, la película de Petzold podría ser vista como un discurso complementario al de <em>La Vida de los Otros. </em>Aunque ambas nos hablan de la Stasi y están ambientadas en los años 80, las realidades que nos dibujan se hallan fuertemente diferenciadas por la dicotomía campo-ciudad. Si en <em>La Vida...</em> se nos mostraban los avanzados dispositivos de espionaje de la Stasi, en <em>Barbara </em>el agente de turno es un vecino amargado, que vive no lejos de su víctima. Si la capital era el ámbito de los intelectuales con sus paranoias y ideas progresistas de libertad, la provincia es el lugar de los médicos rurales y la heroicidad callada del día a día. Más importante aún, si los motivos de Dreyman, uno de los protagonista masculinos de <em>La Vida</em>..., para escribir un artículo denunciando las tasas de suicidio en la Alemania del Este, tienen bastante que ver con la consolidación de su prestigio como intelectual, los motivos de Barbara, nuestra protagonista femenina, para colaborar con el Oeste, obedecen más a un ciego sacrificio por amor. Y también, todo el drama que contiene <em>La Vida...</em> -al menos hasta la caída del Muro- está expresado con diálogos y acciones porque es así como el agente Wiesler (ojos y orejas) se informa de lo que sucede a su alrededor. El drama de <em>Barbara</em>, que también es tremendo, está contado principalmente desde las miradas y los silencios de sus protagonistas. El dolor y la humillación son más implícitos. </span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimcLz1Xua7XLm0qX-87jTsaFWqmhgQrM-uwMSUVVhLDB-W1cMD8VxtgM8hHqule6yDmEuRneE8rtuMotHuFuVx1GNCXIdwojt7AeNgZd3DdTKVYZ81ntQ9x9MbAO5gEOEgomvbm64acMo/s1600/barbara3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimcLz1Xua7XLm0qX-87jTsaFWqmhgQrM-uwMSUVVhLDB-W1cMD8VxtgM8hHqule6yDmEuRneE8rtuMotHuFuVx1GNCXIdwojt7AeNgZd3DdTKVYZ81ntQ9x9MbAO5gEOEgomvbm64acMo/s400/barbara3.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Mención especial merece Nina Hoss, actriz de una belleza majestuosa, que aquí compone un personaje difícil, tan enigmático como antipático, y que seducirá al espectador al ir mostrando poco a poco la fragilidad que se oculta tras el escudo de dureza de sus facciones. La última decisión de Barbara, su último acto heroico, está también lleno de ambigüedad. ¿Sacrifica todo su futuro por salvar a Stella? ¿O realmente siente algo por André y quiere darle una oportunidad a esta relación? ¿O se ha dado cuenta de cuán necesaria es su labor en el Hospital? <em>Barbara </em>deja elocuentemente todas estas preguntas sin respuesta, dejando todo el misterio en el corazón de su protagonista. Hay cosas que ni la Stasi podrían llegar nunca a saber.</span></div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-31859850412778734562012-11-01T23:40:00.001+00:002012-11-01T23:40:31.010+00:00Berberian Sound Studio<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">¿Cuánto miedo puede provocar una coliflor? Para divagar sobre esta pregunta, <b>Peter Strickland</b> nos trae su segundo largo, <i style="font-weight: bold;">Berberian Sound Studio</i>, tres años después de la aclamada <i>Katalin Varga. </i>Si su ópera prima estaba situada en Rumanía, en una región perdida de los Cárpatos, esta <i>Berberian...</i> centra su acción en Italia, concretamente en un estudio de doblaje en los años 70. Parece como si Strickland, aún siendo británico, insistiera en insuflar sus películas de un aire continental. Lo que no deja de resultar cuando menos extraño porque tanto <em>Katalin</em>... como <em>Berberian...</em> están hechas con una sensibilidad marcadamente británica, ésto es, gótica, y uno se puede acercar a ellas con la misma expectación con la que se acercaría a una casa encantada: esperando ser maravillado y horrorizado a partes iguales. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El argumento de <em>BSS </em>es nimio, casi anecdótico. Gilderoy (<strong>Toby Jones</strong>) es un ingeniero de sonido británico que ha sido contratado por un productor italiano sin escrúpulos (<strong>Cosimo Fusco</strong>) para grabar todas las pistas de audio de una película <em>gallio</em> tituada "The Equestrian Vortex". Gilderoy es un señor maduro, apocado, y que no habla ni una palabra de italiano. Hay un malentendido, y Gilderoy se queda sin el reembolso que le habían prometido por su vuelo a Italia. A medida que Gilderoy se va involucrando más en el proyecto y se va hundiendo más en una situación kafkiana al intentar recuperar el dinero de su billete, la realidad, esa gran desconocida, irá, poco a poco, difuminando sus límites. </span><br />
<em><span style="font-family: Verdana;"></span></em><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTY2Pr6dLStuPT1EnhvRdu3Ri1TQ_Kx_N4eczLULHJuE6tybepA80hbJGv8B6VBpMrcYBI7UPoLRRoGf2TD-q77PfNhpPEgbs7DcgbJF7o-GOIGbTWm56Ockz7TtXmL3YDv8YtQ20VII0/s1600/berberian1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="268" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTY2Pr6dLStuPT1EnhvRdu3Ri1TQ_Kx_N4eczLULHJuE6tybepA80hbJGv8B6VBpMrcYBI7UPoLRRoGf2TD-q77PfNhpPEgbs7DcgbJF7o-GOIGbTWm56Ockz7TtXmL3YDv8YtQ20VII0/s400/berberian1.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Con estos elementos, Strickland nos propone un juego perverso, cargado de una atmósfera claustrofóbica a más no poder. Nada que ver con los paisajes sobrecogedores, llenos de niebla mística, de <em>Katalin Varga. </em>En<em> Berberian</em> <em>Sound</em> <em>Studio</em> sabemos que estamos en Italia porque los personajes hablan italiano y porque hay un crucifijo en la cabina del estudio. Este enclaustramiento perenne da una idea de cuan restringida se halla la libertad de Gilderoy, el cual se halla totalmente cohibido por la triple barrera del idioma, la idiosincracia, y el punto de vista artístico. Gilderoy es un señor británico acostumbrado a hacer documentales sobre la naturaleza y "The Equestrian Vortex" es un engendro demoníaco perpetrado por un grupo de latinos más interesado en meterle mano al elenco femenino que en otra cosa. Este retrato del</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> mundo de la farándula no cuenta nada que no sepamos ya. Que hay mucho mamoneo y que la gente está muy desquiciada. Mientras tanto, nuestro pobre Gilderoy reafirmará su identidad con esos sonidos que va creando para la pesadilla: los chillidos, las quemaduras, los descuartizamientos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">A Strickland se le nota la cinefilia a la legua, y ya se sabe que la cinefilia, como todas las filias, suele obedecer a cierto impulso o desviación sexual. En este caso, Strickland muestra una fijación casi pornográfica por colarnos primeros planos de objetos, con el único fin de resaltar su funcionamiento.</span> <span style="font-family: Verdana;">Las agujas, las bobinas, los micrófonos. El guión técnico. El cine dentro<em> </em>del cine que, en este caso, lleva el adverbio <em>dentro</em> hasta sus últimas consecuencias. Strickland nos muestra el esqueleto de la película, que es lo que realmente da miedo. Nada de películas <em>gallio</em>. El terror está en las cabinas llenas de humo, en las tomas no válidas, en los aparatos que graban el terror. En su estructura episódica, <em>Berberian Sound Studio </em>irá fluctuando de este terror al suspense, del suspense al humor, del humor al homenaje. La mayor parte de la película recuerda a un enorme juego de Fisinova, donde uno ve cómo se hacen los experimentos que reproducen la magia del mundo. Las hortalizas partidas por la mitad, el zumo de tomate, y asi. </span><br />
<span style="font-family: Verdana;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana;">La imaginería deconstructivista está muy lograda. La historia, no tanto. Es u</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">na lástima que, a medida que avanza -y quizás por querer aprovechar hasta sus últimas consecuencias esa atmósfera claustrofóbica y de terror-</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">, <em>Berberian Sound Studio </em>se vaya haciendo más insoportablemente rarita. </span><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfQjQhLdfYlxRVZBbVX-NbaAjY57Hbl9DG_DNuqBZIfedY55BWrvjg2GWE_l8pdtZACWXfsRJ3JDwkDcbt-oBsnGTO_pVwfZLAXAAx7HpFMH-dFsogOEn5Yqb3E9B20Ok8y48k3dunU2s/s1600/berberian2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfQjQhLdfYlxRVZBbVX-NbaAjY57Hbl9DG_DNuqBZIfedY55BWrvjg2GWE_l8pdtZACWXfsRJ3JDwkDcbt-oBsnGTO_pVwfZLAXAAx7HpFMH-dFsogOEn5Yqb3E9B20Ok8y48k3dunU2s/s400/berberian2.jpg" width="400" /></a></div>
</div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-34396103724546435022012-10-23T19:20:00.002+01:002012-10-23T19:20:47.157+01:00Carlos<div align="justify">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Parece ser que a todo terrorista le llega su San Martín, digo, su biopic. Llevamos ya unos cuantos años contando la revolución, con sus carnicerías y extraditaciones de turno, en una moda que parece ser eminentemente europea, porque América tiene sus heridas demasiado recientes, o demasiado abiertas, o demasiado mediatizadas, y la única forma que tienen de filmar el terror, su terror, es disfrazándolo de villanos caricaturescos en películas de acción. En Europa, en cambio, estamos intentando hacer con nuestros terroristas de los años 70, lo que ya hicieron los americanos con sus gángsteres de los años 30, esto es, mitificarlos. Y así, hemos sido testigos en los últimos años de piezas como <em>Mesrine</em>, <em>The Baader Meinhof Complex </em>o, la peli que nos ocupa hoy, <em><strong>Carlos</strong>. </em>Esta última comparte con las anteriores no sólo el metraje excesivo, sino también y sobre todo el retrato guay del asesino, el cual suele aparecer como un trasunto de estrella del rock, alguien que se pasa media vida en los aeropuertos y, la otra media, follando. Alguien que ha cambiado la guitarra eléctrica por la pistola como símbolo fálico. Es dado pensar que los años 70 fueron así, promiscuos, violentos, duty free. Pero hace desconfiar un poco la imagen atractiva que se le da a estos personajes en estas películas, como si el horror que se retratara en ellas tuviera bastante menos relevancia que las pegadizas bandas sonoras o que el modelito que el ejecutor de turno luciría el día del atentado. Aún así, es casi inevitable acercarse a la figura del Chacal, sin dejarse intoxicar por su aura de leyenda, de icono pop, esa rara mezcla de Che Guevara y chulo de Pigalle que tenía este chiquito. Y es por eso que <em>Carlos </em>cae en más de una ocasión en esa trampa facilona de disfrazar la sordidez de video-clip, algo que podríamos llamar Scorsesada, y que consiste en crear una escena audiovisualmente fascinante sobre una acción éticamente repulsiva. En ese sentido, <em>Carlos </em>está más cerca en tono y resultados a <em>The Baader...</em> que a <em>Mesrine, </em>la más sombría y, a mi gusto, mejor de las tres nombradas aquí.</span><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglpjXVkD62ncB9N5k8YHTk1f6XqKAR0hRrWjQH5ozEib9Nh3X1aS_t8kdfFUaP3rcSph8CPcHrrW62bmnXpkz-0ybo5BKGUKVW9ffJ_l7Fix_bpJYyy702PDIhWDwQfqGgIbMkxar8xuw/s1600/carlosgun.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="196" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglpjXVkD62ncB9N5k8YHTk1f6XqKAR0hRrWjQH5ozEib9Nh3X1aS_t8kdfFUaP3rcSph8CPcHrrW62bmnXpkz-0ybo5BKGUKVW9ffJ_l7Fix_bpJYyy702PDIhWDwQfqGgIbMkxar8xuw/s400/carlosgun.jpg" width="400" /></a></div>
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<span style="font-family: Verdana;">Pero vayamos mejor por partes. Primero con los hechos: Carlos, también conicido como Ilich Ramírez Sánchez (nombre verdadero), también conocido como "el Chacal" (nombre mediático), fue un terrorista marxista, antisionista y machista (dudo que fuera del Atleti), que, durante los años 70, sembró el pánico en Europa con una serie de atentados que reivindicaban la liberación de Palestina. Entre ellos encontramos el fallido asesinato del presidente de Mark & Spencers en Londres, el atentado en un restaurante parisino que se cobró la vida de dos personas, y el ataque a la sede central del OPEP en Viena. Vivió en la semiclandestinidad en diversos países, entre ellos Hungría, Siria y Sudán, país este último en el que fue finalmente apresado en 1994, y extraditado a Francia. Es aquí donde aún vive este fotogénico matón, cumpliendo cadena perpetua por sus crímenes. </span><br />
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<span style="font-family: Verdana;">Con una historia así, que se extiende a lo largo de más de 20 años y a lo ancho de más de 10 países, uno no puede dejar de admirar la bravura cinematográfica de </span><span style="font-family: Verdana;"><strong>Olivier Assayas</strong>, su director. En esos 326 minutazos de metraje (en la versión para DVD; la televisiva fue más larga y la destinada a los cines más corta) Assayas nos ofrece una danza macabra a ritmo de punk y gatillo -en un derroche de idiomas, capitales y coches bombas- a la que se le puede tachar de cualquier cosa, menos de no ser cosmopolita. A mí, que quieren que les diga, todo ese ambiente de política internacional, con sus boatos y sus cloacas, con su hipocresía, me engancha más que las palomitas. Pero, desafortunadamente, la narración no es infalible durante toda la duración de la peli. A veces, se resiente de cierta repetición casi mecánica, como en una burocracia fílmica, de escenas similare. Y así, las llegadas a los aeropuertos, el trapicheo de pasaportes, las conversaciones en las distintas células terroristas, donde se discute constantemente sobre el dinero y la violencia. La vida del terrorista también está llena de engorros. Y los biopics, en general, no sé por qué, siempre consideran relevantes</span><span style="font-family: Verdana;"> este tipo de cosas: las facturas de la luz, la estancia en el hospital, el luto por la muerte del marido. La vida de Carlos, por muy rebelde que fuera el muchacho, también tiene sus ratitos de desidia cómo no. </span><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHdNoKaPIGawDJ7DF9vBMONH9yzJM_9WpwMSa_SXgN0McTCAM-oaVUUQS_AITBNWb81lec3SKs5rAjjBLDUg4FQDUD26wf4uDAfz4gnNTuWa7B3K5GloZ3l9aH3jYi0z3Ru8cH6S_z5eI/s1600/carlosfoto.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHdNoKaPIGawDJ7DF9vBMONH9yzJM_9WpwMSa_SXgN0McTCAM-oaVUUQS_AITBNWb81lec3SKs5rAjjBLDUg4FQDUD26wf4uDAfz4gnNTuWa7B3K5GloZ3l9aH3jYi0z3Ru8cH6S_z5eI/s400/carlosfoto.jpg" width="400" /></a></div>
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<span style="font-family: Verdana;"><strong>Édgar Ramírez</strong> pone toda la carne en el asador para dar vida a este personaje fascinante, que aquí se nos presenta con todos sus claroscuros: vacuo, idealista, temerario, megalómano, seductor, insoportable, contradictorio. Un energúmeno políglota, un dandy militar, un revolucionario que promulgaba la igualdad social mientras llevaba una vida de playboy. ¿Quién le planchaba las camisas al Chacal? Ramírez hace creíble esa vida al límite, aunque a veces emplee aspavientos de prima donna que le dan al Chacal cierto deje de galán de telenovela. ¿Quién sabe?, quizás discutiese así en la vida real. No en vano era venezolano. Y de todas formas da lo mismo. Asayas nos advierte desde el principio que su película es una obra de ficción basada en un personaje real. Muy buena la frase como definición de biopic, pero mejor aún como declaración de principios. No en vano, la frontera, real, imaginaria, entre las naciones, entre las personas, entre el pasado y el presente, es un tema muy presente en la obra de Assayas. De lo poco que he visto de él, (<em>Clean, Summer Hours</em>) me ha parecido adivinar en sus personajes un reiterado sentimiento de desarraigo, sentimiento que Assayas suele exponer con una sensibilidad entrenada en la atención de los pequeños detalles. De todos los rasgos de Carlos, quizás esa permanente extranjería suya, ese contínuo huir de aquí hacia allá, fuera el más destacado. La vida de el Chacal fue la de un nowhere man, y nadie mejor que Assayas para retratarla.</span></div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-75987430437798876692012-09-26T23:58:00.001+01:002013-04-08T23:15:48.984+01:00We need to talk about Kevin<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">A pesar de ser una de las películas más despiadadas, inquietantes e incómodas que había visto en los últimos meses, el post sobre </span><em style="font-family: Verdana, sans-serif;"><strong>We need to talk about Kevin</strong></em><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> se me atragantó por cuestiones que no vienen al caso y quedó abandonado en el archivo de borradores durante un buen tiempo. Recupero ahora mis apuntes de entonces porque, en lo que va de año, aún no he visto una película que me haya producido tanto desasosiego como ésta, y el hecho de que aún la recuerde no sólo es un indicio de su calidad artística o del impacto que produjera en mí, sino que apunta a algo mucho más idiosincrático: debo de escribir sobre ella para empezar a olvidarla. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
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<div style="text-align: start;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i>We need to talk about Kevin </i>nos acerca a una figura que, desgraciadamente, es de rabiosa actualidad: la del psicópata. Sin entrar en maniqueísmos ni en carnicerías frikis, <i>WnttaK</i> abre el campo de visión y disecciona con un escalpelo impasible la realidad que rodea al personaje. No tanto para hacer hincapié en el lado más humano del psicópata, sino para apuntar mejor en otra dirección, a otro personaje, uno que suele despertar poco interés tanto en la realidad como en la ficción (c</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">on la salvedad, acaso, de la obra de Mary Shelley y Almodóvar</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">): la madre del monstruo. Teniendo en cuenta las excepciones nombradas, uno podría decir que los conflictos propuestos en <i>WnttaK</i> se encuentran a medio camino entre el peso de la culpabilidad de Victor Frankenstein</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> y los problemas domésticos de la madre del asesino de Cuatro Caminos. </span></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjq7WSOKOoTSqbvVF8bWHluFg-zyTe4KCIxmpvO_U-j3ID7Pp4sgLC-lCkpxiW_Uf_b6FXftiOiCAzBg7WQEjhch4NGf7JnJ7iCnbEIrXh4jO-zuUrfO9I-poNACrGqlc8UzMR531Iqmvs/s1600/wnttak.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="169" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjq7WSOKOoTSqbvVF8bWHluFg-zyTe4KCIxmpvO_U-j3ID7Pp4sgLC-lCkpxiW_Uf_b6FXftiOiCAzBg7WQEjhch4NGf7JnJ7iCnbEIrXh4jO-zuUrfO9I-poNACrGqlc8UzMR531Iqmvs/s320/wnttak.jpg" width="320" /></a></div>
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Basada en el libro homónimo de la autora <b>Lionel Shriver</b>, <em>WnttaK</em> </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">explora la faceta más oculta de la maternidad, dándonos mil razones para no concebir, echando por tierra esa imagen idealizada de la familia feliz que la prensa rosa, por ejemplo, ha propagado entre el público desde siempre. Ser madre es un auténtico coñazo. Te aísla, te extenúa, te anula como persona. Especialmente si eres la madre de un psicópata.</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> Especialmente si el psicópata en cuestión es el Kevin del título, una mezcla de los "angelitos" que aparecían en <i>¿Quién puede matar a un niño?</i>, de Ibáñez Serrador, y el Damien de <em>La Profecía, </em>de Donen. Pero, a diferencia que en <em>La Profecía, </em>el mundo retratado en <i>WnttaK</i> no es el del Apocalipsis, sino más bien el del Libro de Job. En este caso el santo Job es la, no tan santa pero sí sufridísima, Eva Khatchadourian (</span><b style="font-family: Verdana, sans-serif;">Tilda Swinton</b><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">), madre de Kevin, que vive su infierno particular tras la masacre que su hijo cometiera en el Instituto local, y en la cual murieron varios jóvenes. Eva, repudiada por la sociedad, carcomida por un sentimiento de vacío existencial, se dedica a recapitular su vida como madre, pormenorizando las miserias, el desafecto, los interminables conflictos con Kevin (<b>Ezra Miller</b>). Por supuesto, la Swinton es perfecta para el papel. No sólo porque es una actriz capaz de interpretar mujeres al límite sin perder la compostura, sino porque además sabe sacarle partido a su pelo. De hecho, fue lo primero que </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">me llamó la atención. Ahí estaba</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">, frente a mí, en esa escena casi onírica de la tomatina de Bruñol</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">, y su pelo era una melena larguísima que Tilda se había recogido en sendas trenzas. Sólo unos segundos antes, había lucido una melena más corta, más burguesa y femenina, parecida a la que ya mostrara en </span><i style="font-family: Verdana, sans-serif;">I am love, </i><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">aunque con un tinte castaño y con las puntas hacia fuera. El trabajo de un actor, pienso, se resume en su pelo. El rol que interpretan comienza en los folículos, la psicología del personaje es una peluca de quita y pon. Y en <i>WnttaK</i> la Swinton nos ofrece un repertorio de sus habilidades piloso-interpretativas. Desde la melena juvenil que luciera con Derek Jarman, hasta </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">el corte por encima de la nuca, tan agresivo, de </span><i style="font-family: Verdana, sans-serif;">Burnt after reading</i><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">, pasando por </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">un estilo más </span><i style="font-family: Verdana, sans-serif;">Michael Clayton</i><i style="font-family: Verdana, sans-serif;">. </i><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Distintos</span><i style="font-family: Verdana, sans-serif;"> </i><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">pelos para distintas épocas de la vida de Eva: antes de Kevin; durante su vida con Kevin; cuando Kevin ya no está </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> en casa y, para verlo, Eva tiene que solicitar una visita a la prisión.</span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Perfecta, sí, la Swinton, porque además es ella la que ayuda a soportar ese equilibrio sobre el que se mantiene <i>WnttaK, </i>que se balancea entre el </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">psicodrama y el cine de arte y ensayo</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">. Difícil la apuesta de <b>Lynne Ramsay</b>, la directora. Difícil y valiente, dada la temática, pero los resultados que ofrecen son demoledores, de una efectividad visual apabullante. Ramsay nos muestra una realidad que aparece deformada por los miedos, las fobias, la repulsión. Al narrarnos la historia desde el punto de vista de Eva, es inevitable que aquella se encuentre condicionada por la psicología de la protagonista. Inolvidable, por ejemplo, la escena primera de la tomatina, en la que un plano cenital nos muestra un montón de corpúsculos moviéndose, que bien pueden ser hematíes en un frotis o garrapatas en una oreja de perro y que, al final, resulta ser una muchedumbre pegajosa, sudorosa, belicosa, sobre la que Eva se erige con los brazos en cruz, como una mártir o una Virgen Dolorosa, como una mater amatisima. La ironía no se le escapa a Ramsay, que juega además con los colores de manera diabólica. Al rojo de la sangre y de la vergüenza que impregna toda la película, hay que añadir el frecuente color blanco de la indumentaria de Kevin. Ja, ja, ja, de blanco, ¡un puto asesino! Ese estilo de Ramsay, a ratos hiperrealista y a ratos expresionista, es, sobre todo, infalible en su cometido: retratar un universo donde la memoria, las emociones y las relaciones con el prójimo se hallan recubiertas por una indeleble pátina de asco. Y es que hay cosas que pueden hacer vomitar más que el estar embarazada. Escalofriante.</span></div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-52608069337105346252012-09-24T23:59:00.004+01:002013-04-08T23:18:42.885+01:00Take this waltz<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Esta es la historia de una tensión sexual. Él y Ella se conocen mientras ambos están lejos de casa. Conectan. Se gustan. Comparten avión y taxi de regreso. Por una de esas casualidades, resulta que Él y Ella son vecinos, así que están casi condenados a verse de nuevo. Pero la cosa no va más allá de un flirteo inofensivo, porque el caso es que Ella está casada. Incluso, aparentemente, felizmente casada.</span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Este es el punto de partida de </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><b style="font-style: italic;">Take this waltz</b>,<b style="font-style: italic;"> </b></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">la nueva película de <b>Sarah Polley</b>.</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> Él y Ella por supuesto tienen nombres y caras y, claro está, genitales: </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Daniel (</span><b style="font-family: Verdana, sans-serif;">Luke Kirby</b><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">) y Margot (</span><b style="font-family: Verdana, sans-serif;">Michelle Williams</b><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">). </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> No se ve</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> pero se supone que, en los sucesivos encuentros entre ambos, Daniel</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> tendrá una erección. Pero <i>Take this waltz </i>es una película femenina, y como tal dirige su mirada a otros asuntos de más calado: el sentimiento de culpa, las casualidades, la búsqueda de la plenitud. Por ejemplo. </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">De Margot sabemos que su vida marital es tranquila y anodina. El encuentro con Daniel hará que ésta salte por los aires, revelando todo lo que en ella hay de simulacro. Que yo recuerde Margot y su marido (papel interpretado por <b>Seth Rogen</b>) apenas se besan en la película y, sin embargo, se dicen te quiero constantemente,</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> como una manera de querer explicar la felicidad que los embriaga (léase "de querer exorcizar el aburrimiento que los embarga"). Daniel se presentará entonces como esa posibilidad, esa opción B que abruma a Margot con ensoñaciones y dudas a partes iguales. Polley describe las tribulaciones de Margot con un humor a ratos inofensivo, a ratos incisivo, el cual debe su efectividad a las interpretaciones sin complejos, casi informal, del elenco, todos mu naturales y despatarraos, destacando especialmente la cómica <b>Sarah Silverman</b>. Kirby y Williams tienen química. Y Rogen</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> interpreta por enésima vez el rol del notas que es feliz bebiendo cervezas. </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Se nota en cualquier caso que Polley es actriz ella misma y sabe como crear el espacio necesario, las conexiones necesarias, para que una interpretación funcione. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqtafH0xAWnt2x-NKkT6zMFs1Ut2xVy9DbNdUsoiukBTlcSiTHFo6A4hD4MDoKkwIZ5tkQpU9DkMCdZ0AIa_15GJCuMLFy2LWTcv4E5N69TVImVEXibCBTcNtXvngN22ABSSyW-9E5jx4/s1600/take+this+waltz3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="239" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqtafH0xAWnt2x-NKkT6zMFs1Ut2xVy9DbNdUsoiukBTlcSiTHFo6A4hD4MDoKkwIZ5tkQpU9DkMCdZ0AIa_15GJCuMLFy2LWTcv4E5N69TVImVEXibCBTcNtXvngN22ABSSyW-9E5jx4/s320/take+this+waltz3.jpg" width="320" /></a></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i><br /></i></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i>Take this waltz </i>no es entonces la historia de un adulterio, sino de la posibilidad de un adulterio, y en eso se le nota también la mirada femenina. Mientras que el punto de vista masculino se centraría más en la conquista y en el engorro de sus consecuencias, Polley nos cuenta la indecisión de una mujer. Viene a cuento entonces las escenas con piscina de la película. Margot se nos presenta como una mujer al borde de un trampolín, que no acaba de dar el gran salto. Los distintos amagos de salto son el meollo de la historia. Ya se sabe, las mujeres son más sensibles. </span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Curiosamente, la película muestra una intimidad más física justo al principio. Ese comienzo de imagen borrosa, con la luz resaltando la silueta de Margot, la pelusa de su brazo, las uñas de sus pies pintadas de azul, mientras ella cocina algo en el horno, sugieren el ideal sentimental de la protagonista: la domesticidad mágica. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">A Polley sólo la conocía por sus trabajos con Isabel Coixet. Al igual que</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> la directora catalana, Polley nos ofrece una estampa romántica del amor, basada en la fantasía sexual femenina de hacérselo con un desconocido. Pienso en <i>Mi vida sin mí</i> y <i>La vida secreta de las palabras</i>. Pero m</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">ientras Coixet reviste su romanticismo de una trascendencia algo pomposa, Polley reviste el suyo de una filosofía más mundana: nadie está contento con lo que tiene. Porque incluso en ese clímax apoteósico a ritmo de la canción de Leonard Cohen que da título a la película y en el que (espoiler) Él y Ella follarán, compartirán amantes y noches de sofá y tele, e irán construyendo poco a poco un hogar, uno puede vislumbrar la fragilidad del sueño. Todo romance está condenado a la rutina: Él será infeliz a su manera, Ella infeliz a la suya, y los dos intentarán ser felices a la manera de ambos. Posiblemente sin lograrlo.</span></div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-27997467466217091592012-08-26T10:37:00.000+01:002012-09-26T14:44:36.482+01:00Jackpot<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Verdana, sans-serif;">De
nuevo en las pantallas una obra de </span><b style="background-color: white;"><span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;">Jo Nesbø</span></b><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;">. En esta ocasión, el director <b>Magnus Martens </b>adapta
un relato del exitoso autor de novela negra noruego, y nos entrega <b><i>Jackpot</i></b>,<b><i> </i></b>una
especie de Manual de Bricolaje sangriento, en donde las
herramientas y la maquinaria industrial juegan un papel importante en cada
uno de los pasos del crimen -desde la ejecución hasta la desaparición última del
fiambre-, y en donde las chapuzas son inevitables. Nada nuevo, en realidad. </span><br />
<span style="background-color: white;">
</span><br />
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="background-color: white;"><span style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;">La estructura de <i>Jackpot </i>gira en torno al interrogatorio policial al que se ve sometido su protagonista, Oscar Svendsen (<b>Kyrre Hellum</b>), por parte del comisario Sol</span><span style="background-color: white;"><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;">ør (un acojonante y descojonante <b>Henrik Mestard</b>), para aclarar la masacre ocurrida en un antro de carretera, del que Oscar, mira tú por donde, resulta ser el único superviviente. La película juega con el estupor del comisario y del público, los cuales intentan imaginar qué línea une la mercancía erótica y los charcos de sangre que vemos al principio con un ser aparentemente tan anodino e inofensivo como Oscar. La historia, más o menos, es la siguiente: Oscar, encargado de una planta de reinserción laboral para expresidiarios, participa en una lotería con tres de sus "trabajadores", con tan mala suerte que el billete sale premiado. A partir de aquí, irá surgiendo las complicaciones, como siempre ocurre cuando hay mucho dinero de por medio en manos de gente sin escrúpulos. Véase credit crunch. </span></span></span><br />
<span style="background-color: white;"><span style="background-color: white;"><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4YwXHFIGAOjAJvkqXURxadqtBSECFphxwc8tIHH8Sm6moSWBhJyvGXgcmoiHPbMKE2WCmE_FNF05CAx32l1SLql3-8UOuhCDHVgiGAHw85JROxJ7vlbTa193MyyPGw51Oszj8ukpwEGw/s1600/jackpost+beer.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="292" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4YwXHFIGAOjAJvkqXURxadqtBSECFphxwc8tIHH8Sm6moSWBhJyvGXgcmoiHPbMKE2WCmE_FNF05CAx32l1SLql3-8UOuhCDHVgiGAHw85JROxJ7vlbTa193MyyPGw51Oszj8ukpwEGw/s320/jackpost+beer.jpg" width="320" /></a></div>
<span style="background-color: white;"><span style="background-color: white;"><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></span>
<span style="background-color: white;"><span style="background-color: white;"><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;">Cualquier asomo de improbabilidad o exageración de la narración se ve difuminado por el hecho de que Oscar es el que la cuenta, y uno no sabe bien si está contando la verdad o inventando una coartada. Como el mismo comisario </span></span></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;">Sol</span><span style="background-color: white;"><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;">ør le pregunta: "Pero, ¿tú estás aquí en calidad de sospechoso o de testigo presencial?". Esa diferencia de matiz no es aclarada en la película, lo que ayuda a mantener el interés en la figura de Oscar a la vez que crea ciertas dudas sobre su entereza moral. Claro que esto último tampoco importa mucho, ya que la intención de <i>Jackpot </i>es entretener sin mayores pretensiones. La peli es ligerita y se digiere bien. </span></span><br />
<span style="background-color: white;"><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span>
<span style="color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;">Lo mejor quizás sea ese crescendo de comedia macabra que se va poblando poco a poco de cadáveres. Hay buenos puntos, alguna sorpresa indigesta, y ya. Por supuesto, su estreno viene arropado por el éxito cosechado por</span><span style="color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;"> </span><i style="color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;">Headhunter</i><span style="color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;">, aunque una comparación entre ambas favorecería más a ésta última.</span><span style="color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;"> <i>Headhunter </i></span><span style="color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;">es brutal, sofisticada</span><span style="color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;"> e inclemente en el pormenorizado</span><span style="color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;"> </span><span style="color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;">descenso a los infiernos de su protagonista. </span><span style="color: #222222; font-family: Verdana, sans-serif;"><i>Jackpot</i> es una historia de pringados, los cuales no tienen mejor manera de celebrar un premio millonario que bebiendo cerveza y matándose los unos a los otros. Hay un ambiente de pueblo fronterizo, de cazurros sin futuro, que da de si hasta cierto punto, a partir del cual la historia empieza a perder un pelín su enjundia. Lo dicho, entretiene sin más, que ya es bastante para una lección de bricolaje.</span></div>
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Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7313224198218914104.post-58409855224161314122012-08-20T23:29:00.003+01:002012-09-26T14:44:01.857+01:00360<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Un día transcurre cuando cualquier punto de la Tierra elegido al azar regresa a la misma posición en que se encontraba 24 horas antes, tras haber recorrido 360 grados de un círculo imaginario. Es por eso quizá que este</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> número inspire cierta idea de totalidad. Toda la andanzas humanas, sus aventuras, sus miserias, contenidas en un aleph de cifra. 360. El mundo que gira. El reloj que avanza. El tiovivo del amor.</span><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhh0skP1VaoxLadbfliYAWh8fS9hzVFeGW8Vhw-rNFGNTO3HxvYOBMPhVkkaqbWHdnaNZ1ROd46Wsi1Dd0fYnVjXAre-bd8_lDuQ4j1EIb6ejDO3YqBO0Ol253ruDTtMtvYgjhf9pWYsdo/s1600/360+bed2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhh0skP1VaoxLadbfliYAWh8fS9hzVFeGW8Vhw-rNFGNTO3HxvYOBMPhVkkaqbWHdnaNZ1ROd46Wsi1Dd0fYnVjXAre-bd8_lDuQ4j1EIb6ejDO3YqBO0Ol253ruDTtMtvYgjhf9pWYsdo/s320/360+bed2.jpg" width="320" /></a></div>
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i style="font-weight: bold;">360 </i>es la última película de <b>Fernando Meirelles </b>y está basada en <i>La Ronde</i>,<i> </i>la famosa obra de Arthur Schnitzler que ya inmortalizara Max Ophüls en una película. Confieso que cuando entré en el cine no sabía nada sobre las fuentes de <i>360</i>. Mi único conocimiento de la película, a través de un trailer efectista, era que se trataba de una historia con muchos personajes, en la que los caminos de éstos se entrecruzaban por cosas del destino o el azar. Confieso también que esta argucia narrativa me atrae sobremanera, ya que algunas de mis películas favoritas están construidas con ella (como, por ejemplo, la ya mencionada <i>La Ronde, Short Cuts </i>o<i> Amores Perros</i>). Confieso, por último, que esta argucia narrativa es un arma de doble filo y que, por culpa de ella, me he tragado algunas películas insufribles de cuyos nombres no quiero acordarme pero que, desgraciadamente, ay, me acuerdo: <i>Love Actually, París, Crash. </i></span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i><br /></i></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El caso es que con <i>360 </i>piqué el anzuelo. Y de qué manera. <b>Peter Morgan</b> ha escrito un guión que parece basado en uno de esos chistes de estereotipos tipo "Van un alemán, un francés y un español y..." En este caso, la nacionalidad va acompañada de profesión, dejad que le de un sorbo al cubata, y os lo digo: "Pues van una puta eslovaca, un mafioso ruso, un fotógrafo brasileño y un hombre de negocios inglés..." Suena a coña pero, desgraciadamente, ay, esos son los personajes de la película. Faltan el hombre de negocios alemán, el ex-presidiario por acoso sexual americano y unos pocos más. Dichos personajes irán interaccionando unos con otros, en encuentros casuales en los que, o bien se acaba hablando de sus emociones, o bien se acaba follando. Todo ello con el telón de fondo de un mundo globalizado, lleno de aviones, móviles y cámaras web. Aún así, con con tanto ir y venir de los personajes, por hoteles y aeropuertos internacionales, es difícil dejar pasar por alto la falacia del título. Ese <i>360</i> de connotación global transcurre en suelo europeo y norteamericano. Hay dos brasileños que moran en Londres y un dentista parisién y musulmán. Esto hace que esa mirada global por la que aboga la película sea aún más cliché. Especialmente si se le compara con otras obras de similar y más lograda intención, como es el caso de <i>Babel. </i></span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El caso es que, al contrario que las películas que he disfrutado y en las que aparece una multitud de personajes, <i>360 </i>parece menos interesada en desarrollar la circunstancias íntimas de los caracteres que en perseguir esa carambola formal de los encuentros y desencuentros entre los mismos. La película, por eso, se resiente de cierto lastre de artificiosidad, cosa que no mejora con las escenas de pantalla partida que Meirelles y <b>Daniel Rezende</b>, su montajista, componen repetidas veces, quizás con la intención de expresar esa interconectividad tan de siglo XXI, pero que a un servidor le parecen tener el mismo nivel de creatividad que el circuito cerrado de unos grandes almacenes. Lo importante no es encuadrar a los personajes en sí, sino definirlos, es decir, encuadrar, sus intenciones. Y ahí es donde falla la película. Morgan es un guionista incisivo, cuyos trabajos más celebrados son aquellos que se centran personajes reales que ostentaron (u ostentan) un gran poder. Así tenemos al brutal Idi Amin en <i>The Last King of Scotland, </i>la distante Reina de Inglaterra en <i>The Queen </i>o el provecto Richard Nixon<i> </i>en <i>Frost/Nixon</i>. En sus diálogos, uno puede admirar las diferentes capas de mordacidad, de inteligencia, de testosterona que se le suponen a las altas esferas. Poco o nada de esto hay en <i>360. </i>Parece que, al hablar de la gente corriente (y <i>ficticia</i>), la pluma de Morgan se diluyera en un miasma de tonterías y lugares comunes. O quizás, las relaciones sentimentales sean, con diferencia, menos intoxicante que el poder.</span><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1b5P4s_3LYkGH09mrxzF2D-QirO-W0V5tW5nWkgxXYIMLzGosy4cJTFz6pqUoDXoRIDVpLGN-d_CBleT4_YezZc0bXL8vXM6R_mwVaZj1GSDcPrVbN6NoGqIEkdpQabNfVa-jugTwOdI/s1600/360+phone.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1b5P4s_3LYkGH09mrxzF2D-QirO-W0V5tW5nWkgxXYIMLzGosy4cJTFz6pqUoDXoRIDVpLGN-d_CBleT4_YezZc0bXL8vXM6R_mwVaZj1GSDcPrVbN6NoGqIEkdpQabNfVa-jugTwOdI/s400/360+phone.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Hablando de poder, uno no puede evitar pensar de nuevo en <i>La Ronde </i>que<i>, </i>aún siendo una obra menor de Ophüls, no por ello deja de tener hallazgos maravillosos. Uno de ellos, posiblemente el principal, fue la inclusión del personaje que no aparecía en la obra original de Schnitzler, y que estaba interpretado por el siempre magistral <b>Anton Walbrook</b>. Este personaje era una especie de maestro de ceremonias que nos iba introduciendo a los personajes y que parecía tener un control absoluto sobre el destino de éstos. Sus apariciones, misteriosas, metalingüísticas, enriquecían la obra, proyectando sobre los distintos caracteres una mirada que resaltaba la naturaleza teatral, ficticia, de éstos. Mediante ello, Ophüls se encargaba de poner en perspectiva la insignificancia de los protagonistas ante los caprichos del amor y el deseo. Morgan, sin embargo, nos ofrece unos personajes que parecen ser dueños de su destino y que se muestran levemente tocados por una sentimentalidad que casi siempre resulta ñoña. Así, nos encontramos al señor de negocios que llama a su mujer para decirle que la quiere, justo después de verse frustrado su encuentro con una prostituta; el ex-presidario que, estando en una habitación con una brasileña inconsciente, logra reprimir sus instintos más lujuriosos; el dentista que reniega del amor por miedo o respeto a la palabra de Alá. Toda la jodienda que en <i>La Ronde </i>aparecía de manera implícita, aquí parece evitarse por culpa de un sospechoso pudor. Casi todas las historias de <i>360</i>, a pesar del sustrato de soledad que contienen y el cual no se explota lo suficiente, parecen apelar a una sentimentalidad navideña, donde los deseos son más planos que una pantalla plana, y el amor aparece retratado como la enfermedad más tonta que uno pueda padecer. Tan sólo algunas escenas sueltas (el monólogo de <b>Anthony Hopkins </b>en la cita de Alcohólicos Anónimos, el tramo final de thriller trepidante) se salvan de esa vacuidad de papel gauché que transpira casi toda la película.</span><br />
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<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">En lo que respecta al estilo visual, el de Meirelles</span><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"> es elegante, dinámico, moderno. Lleno de esos tonos azules que tan bien quedan en las películas digitales y en los coches deportivos. Esto ayuda a que <i>360</i> sea digerible. Eso, y el hecho de que no dure 360 minutos.</span></div>
Sr.ConBoinahttp://www.blogger.com/profile/13280065044529705440noreply@blogger.com0