domingo, 22 de julio de 2012

Iron Sky

¿Qué hubiera sido de la Historia de la ficción del siglo XX si no hubieran existido los nazis? Miedo me da pensarlo. Encarnación perfecta de la idea del mal,  ideología cargada de connotaciones históricas, científicas y filosóficas, el nazismo ha servido a la literatura y al cine de una fuente inagotable de narraciones,  donde se dan cita el heroísmo más ejemplar con las últimas fantasmagorías que pueblan los insomnios del hombre moderno. Cinematográficamente hablando, bajo la sombra del nazismo se han fraguado obras maestras que van desde el documental espeluznante de más de 200 minutos de duración al musical decadente con ménage à trois incluído. Por supuesto, en un lugar destacado, están aquellas películas que lograron hacer humor con el horror. Más allá de la mofa hecha a toda la parafernalia nazi, estas obras ofrecen una alternativa más que digna a la filosofía existencialista, una forma distinta de exorcizar el Holocausto, una manera de enfrentarse al mal absoluto con un guiño escandalosamente humano. Y pienso en El gran Dictador, Ser o no Ser, Teléfono Rojo...Viendo estas obras me siento un poco como aquel padre del chiste del maestro Gila, quien, tras una broma pesadísima a consecuencia de la cual moría su hijo, se dirigía así a los garrulos de su pueblo: "Habéis matado a mi hijo pero, jo, ¡lo que me he podido reir...!". 

Iron Sky, en un intento inusual de hacernos cosquillas con el bigote de Hitler, nos ofrece la curiosidad argumental de mezclar las esvásticas con los platillos volantes. Eso está bien, se dirá más de uno. Puestos a parodiar ideologías demenciales, nada mejor que atacar a la cienciología además de al nazismo. Pero para hacer reír, lo mismo que para cazar, hay que tener puntería. Y Iron Sky tiene algo de metralleta en manos de Ed Wood. El humor que aparece en ella, un humor finés al fin y al cabo, adolece de cierta pereza intelectual,  es como un humor de universitarios. Su territorio se halla, como no podía ser de otro modo, en el subgénero spoof, y tanto sus gracietas visuales como sus diálogos absurdos beben de Mel Brooks y de los hermanos Zucker, sin alcanzar nunca el grado de delirio de estos directores. Por si eso fuera poco, la película parece mostrar cierta debilidad por sus escenas de ciencia ficción y, así, nos regala minutos de metraje llenos de naves espaciales y batallas cósmicas, que no son nada de cómicas. A no ser que quisieran parodiar el género de ciencia ficción, intención que se me escapó por completo. 



Aún así, hay un puñado de ideas cachondas, como el tratamiento "albinizador" o "ariador" (no sé cómo traducirlo) al que se ve sometido el astronauta negro, que la futura presidenta de USA sea una megalómana Sarah Palin, o el uso que los nazis hacen de El gran Dictador como material didáctico. Pero aún así las ideas no terminan de germinar o se desarrollan con torpeza argumental. La dirección de Timo Vuorensola sólo hace añadir más dudas a la calidad de la película. En una escena de caos y destrucción en Manhattan, no pude menos que percatarme de cómo todos los extras corrían en el mismo sentido...¡para hacer bulto! ¿Es Iron Sky entonces una película de serie B o una película que parodia la serie B? Hay momentos en los que parece lo segundo pero el mimo puesto en los efectos especiales, el diseño de las naves y la base lunar de los nazis hace pensar lo primero.

Iron Sky ha sido financiada con el método de crowdfunding. Es decir, la gente seducida por el proyecto podía apoquinar dinero en un bote con el fin de verlo realizado. Pero una vez que la película está hecha y estrenada en las pantallas, parece que el aficionado aún tenga que poner un poco más de su parte para disfrutarla. Si uno no tiene más remedio que ver Iron Sky, se recomienda verla en compañía, con un paquete de palomitas y, a ser posible, fumados.





2 comentarios:

  1. Hay que ver el juego que dan los nazis, con esa estética tan personal y tan lograda. A mí al leer tu entrada se me ha despertado la curiosidad, así que como ya tengo las palomitas sólo me hace falta congregar a algunos amigos y hacerme con los pitillos.

    Un saludo

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  2. Pues nada, ya sabe. Carguen, apunten y fuego. ¿Dije apunten? Perdón, quise decir empeten.

    Bienvenida al blog

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